Etimología
La palabra Parusía, en el griego koiné hablado en tiempos de Jesús, es la forma del participio presente del verbo pareimi, que significa hacerse presente, e indica la venida y la presencia activa y eficaz de alguien en un determinado lugar. En aquella época esta palabra se usaba principalmente para referirse a la presencia de visitantes en misión oficial o de la realeza.
Por ello en el cristianismo Parusía significa la venida de Cristo, el acontecimiento esperado en el fin de los tiempos. Es el sunteleia ton a ionos o la consumación de las épocas ; la segunda venida de Cristo a la tierra, cuando El se manifestará gloriosamente.
Las dos Parusías
Hasta nuestros días se ha producido una sola venida de Cristo, la primera, ocurrida en su nacimiento. Por ello la palabra Parusía se identifica con su segunda venida.
La primera venida se realizó en la humildad, cumpliéndose así las palabras de Pablo de Tarso a los gálatas: “Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley” (Gálatas 4:4). Su gloria está desde entonces presente entre nosotros, manifestándose en ocasiones en la señales, y confirmando así las palabras de Juan el Evangelista: “Hemos contemplado su gloria” (Juan 1:14).
La segunda venida, en cambio, se realizará con una manifestación total de su gloria divina, como una nueva manifestación de Cristo resucitado y, con ello, será una venida gloriosa. El Nuevo Testamento utiliza la imagen del relámpago: “Vendrá como un relámpago, encima de las nubes del cielo, con sus ángeles” (Mateo 24:27-30). Con su venida Jesús inaugurará una nueva era, la de la salvación definitiva: “Cristo se aparecerá
por segunda vez, sin relación ya con el pecado, a los que le esperan para su salvación” (Hebreos 9:28).
Entre la primera y la segunda venida de Cristo esta el tiempo de la Iglesia; un tiempo de espera y de lucha con la esperanza puesta en la salvación.
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