Bienvenido a QUMRÁN.Ser Judío no es pertenecer a una religión, es una misma forma de vida ante Di- y ante los demás...¡. . Los agravios que no se ventilan empeoran, y la supresión de identidad tribal y religiosa puede llevar a la violencia.. Somos una fuente de información con formato y estilo; Es evidente que, impresionantes números de personas mueren repetidamente cuando depositan su confianza en mentiras y mentirosos. Y casi siempre los mentirosos en el poder se encuentran en situaciones difíciles como consecuencia de su gran caso omiso de los hechos.....Laura Knight-Jadczyk

miércoles, diciembre 21, 2005

ELEVADOS PRINCIPIOS DE VIDA DE LOS JUDÍOS EN EL SIGLO I D.C.

ELEMENTOS CULTURALES DENTRO DEL JUDAISMO

PRIMER SIGLO


Ocupaciones Económicas

Los palestinos del siglo primero permanecían en las ocupaciones de los tiempos antiguos, la agricultura, el cultivo de la vid, la cría de ovejas y la pesca, lo cual parecía que la mayoría de la población fuera rural; sin embargo Josefo presenta a la mayoría de la población como urbana, lo cual ha suscitado discusión. Por lo que se afirma que la mayoría de la población era rural en sus intereses, es decir muchos obtenían del campo
Su sustento, y tenían sus casas en las villas o pueblos. La mayoría de la población obtenía su sustento de pequeñas extensiones de tierra que cultivaban y tenían al mismo
Tiempo. Había poca necesidad de trabajo asalariado, aunque se podía adquirir fácilmente, por lo general a razón de un denario romano. También era común el trabajo de esclavos por los que tenían grandes posesiones. Los esclavos eran mucho mejor tratados por los judíos. Estaban colocados bajo la vigilancia de un” administrador de la casa” (Oikónomo, en griego), por lo general llamado mayordomo. Los productos de su trabajo podían venderse más baratos, lo que producía una desfavorable competencia para el pequeño agricultor.
El progreso económico se veía perjudicado por la maldición que se mantenía sobre el tráfico, el cambio y la usura, por los más devotos y fieles judíos. Los rabíes habían elaborado leyes para regular el comercio, las cuales eran enormemente severas y meticulosas .Pero el desarrollo de los pueblos las ciudades hizo inevitable el crecimiento de las empresas comerciales, pero las importaciones se limitaron en su mayoría a los aristócratas liberales y a los extranjeros, porque el ideal del judío era vivir estrictamente de los productos de su propia tierra. Las importaciones se reducían a productos de madera y de metal, y artículos de lujo para quienes vivían holgadamente.
La mayoría de los residentes de Palestina dependían de las importaciones, porque pocos de esa clase artículos no se producían por los judíos. El comercio de exportación era más extenso pero consistía, casi en su totalidad, en productos naturales. El pescado se embarcaba para Antioquia, Alejandría y Roma. También se exportaban aceite, lana, trigo, bálsamo, miel, e higos.
La vida profesional era muy escasa. La única profesión ampliamente extendida era la de rabí, si es que se le puede considerar profesión, porque la mayoría de los rabíes tenían alguna ocupación secular para su sostenimiento, mientras dedicaban todo el tiempo posible al estudio y enseñanza de la ley. Las profesiones de derecho y medicina, tenían un reducido lugar en la vida de los judíos de Palestina. Tenían en gran estima el trabajo manual, se esperaba que todo niño judío aprendiese alguna industria. La tradición rabínica declaraba que “cualquier que no enseña a su hijo un oficio es como si le acarrease a ser ladrón “.

El Hogar


Los pueblos se distinguían de las villas por que estaban amuralladas, en la mayoría de los casos , tenían una sinagoga.. En las murallas se abría una puerta que podía cerrarse y
Asegurarse con rejas y cerrojos. Adentro por lo general había una plaza abierta, donde el pueblo se congregaba para los negocios y relaciones sociales.Las casas del pueblo eran bajas y de terrados, edificadas de material de lodo y paja y cocido al sol, entre tanto las casas de los ricos eran más altas, por lo general edificadas de ladrillos o piedra. Las ventanas se hacían de rejas de madera o de hierro forjado y se abrían generalmente hacia la calle o hacía el camino. Las puertas pendían de bisagras
De madera y se aseguraban por medio de cerrojos de madera sin labrar y llaves. Frecuentemente se construía en el techo de la casa, una alcoba para los huéspedes, llamada el “aposento alto”. En las comunidades urbanas generalmente las casas estaban unidas entre sí. Por lo general había un patio exterior y uno interior, y las habitaciones se habrían hacia el patio interior.
Las instalaciones sanitarias y de policía eran de una técnica elevada. La salubridad se imponía por medio de rígidas leyes. Lo que viciase o contaminase el ambiente se exigía Las autoridades exigían que fuesen movidas rápidamente.

La Constitución del Hogar

Las costumbres relativas al matrimonio entre los judíos estaban establecidas muy claramente y se practicaban estrictamente. Los esponsales eran mucho más sagrados que un mero “compromiso” como lo vemos en algunas culturar. Los esponsales se establecían por medio de solemnes ceremonias, los cuales solo podían romperse por del
Divorcio. Lo más interesante era que la mujer desde ese momento era tratada como si realmente estuviese casada. El hombre podía escoger la esposa pero debía contar con el
Beneplácito de la mujer, como también lo mismo de los padres. Se esperaba que la novia aportara su dote (entre las más pobres por lo menos un frasco de perfume de alabastro).Los preparativos para las ceremonias nupciales eran muy elaboradas, y se ofrecían regalos a la prometida por parte del novio y sus amigos. Cuando llegaba el tiempo establecido para la boda, el novio iba a la casa de la desposada y la conducía a su propio hogar en cual se realizaba la ceremonia. Si la familia de la novia deseaba hacer alguna previa celebración lo podía hacer en su propio hogar. En Judea el novio debía acompañarse de los padrinos cuando iba por la novia; en Galilea no eran necesarios los padrinos. Enaltecían la unión con un breve acto religioso y bendición, posteriormente se celebraban las fiestas de la boda. La “fiesta de celebración” parece haber sido lo más importante de la boda. El divorcio era una práctica permitida entre los judíos desde los tiempos de la legislación mosaica (cuando se hablaba de la llamada carta de divorcio D/mio 24,1), parece haber sido lo que empañaba la buena y extrita naturaleza y observancia espiritual del hogar en el siglo I.
El Sentido de la Familia

Es en su vida de familia donde los judíos brillan con el mayor resplandor, en comparación con las prácticas y costumbres del mundo gentil. La mayoría de los hogares se distinguían por su constitución y vivencia religiosa sistemática, eran cumplidos en guardar sus deberes religiosos como el Sabath, las oraciones, actos y rituales ceremoniales, entre ellos la circuncisión. la presentación de los niños. La acción de gracias en cada comida. Las relaciones entre los padres y los hijos eran dadas dentro de unos parámetros religiosos y bajo el temor de Dios, lo cual permitían entablar unas relaciones excelentes. Los padres trataban a sus hijos con gran estima, y ellos le agradecían con honra y bondad. Un distintivo relevante en la vida judía era gran reverencia por los ancianos, fuesen estos sus padres o extraños.
LA COMIDA EN LA VIDA FAMILIAR
Un aspecto importante en la vida familiar de Palestina era la comida, en la cual los lazos
Familiares se acentuaban más. El comer era para los judíos una acción de mucha santidad e incluía elementos religiosos en forma de dos bendiciones, una para la comida y otra para la bebida: En los banquetes formales era costumbre reclinarse, mientras que en las comidas informales lo común era sentarse en la mesa. El alimento podía ser variado con carnero, pescado, ternera, pan blanco, legumbres y frutas. La bebida con la cual se acompañaba el alimento era vino diluido Las restricciones sobre alimentos dadas por la Ley se observaban con respeto y obediencia estricta.
DIFERENCIAS EN EL NACIMIENTO DE LOS HIJOS
El nacimiento de los hijos entre los judíos era considerado como una bendición de Dios (Salmo 127,3).Especialmente los hijos varones, cuyo nacimiento marcaba una gran diferencia con el advenimiento de una niña. Cuando nacía un niño había una gran celebración, Los vecinos se acercaban para felicitarlos y celebrar el acontecimiento. Cuando el recién nacido era una niña causaba un gran silencio como producto del disgusto y el desanimo. El talmud testimonia que” el nacimiento de un niño varón produce gozo universal-pero el nacimiento de una niña ocasiona la tristeza universal”(Niddah 31 b). Obviamente el nacimiento de un niño significaba seguridad en varios sentidos: Sostenimiento, protección, y seguridad para la ancianidad; podría ser un soldado para luchar y proteger a la nación.
Al octavo día el, el niño recibía la circuncisión como signo del pacto. El ritual se celebraba con una gran ceremonia por que era tenida por “igual a todos los mandamientos indicados en la Ley” (Nedarim 32ª) Se daba nombre a los hijos era muy importante, por considerar una predicción y si era el caso una influencia en su personalidad el nombre que se le daba (conocer el nombre de una persona podía significar conocer su personalidad, es decir el nombre podría ser la extensión de su personalidad en la cultura judía). A la niña dentro del mes en cualquier tiempo se le daba el nombre.
Los apellidos todavía no eran distintivos de una familia, para distinguir a una persona de otra que llevaba el mismo nombre, se acudía al nombre del padre, agregando la palabra aramea “bar” (hijo de) como prefijo. Entonces, Bartimeo significa hijo de timo. En ciertas ocasiones se apela a su filiación social o religiosa lo cual le daba un nombre distintivo, como “Simón Zelote”; o bien, su oficio o desempeño, cómo” Judas Iscariote”, que significa Judas el hombre de Kerioth.
La ley de los primogénitos en el código mosaico demandaba que los padres pagasen por el primogénito varón, una cuota de redención de cinco shekels, el pago se hacia en una solemne ceremonia, bajo el oficio de un sacerdote , convenientemente en el templo. Cuarenta días después del nacimiento de ser varón, u ochenta días posteriores al nacimiento se ser una niña, la madre estaba en la obligación de presentarse en el templo
Para hacer sus ofrendas de purificación ceremonial, la cual consistía en un pichón, o una paloma, y un cordero de un año. De ser sus medios muy escasos para ofrecer un cordero
Podía presentar en su lugar la “ofrenda de los pobres”, la cual eran dos palomas o dos pichones. (Lucas 2:22,23).

La Educación

La educación se le daba gran importancia, sobre todo la de los niños. Josefo expresaba, “Tenemos la mayor de todas las preocupaciones con la instrucción de los niños” (Apion1 : 12). Filón testimonia del mismo hecho, “Desde sus pañales, o aún antes de que le fuesen enseñadas las leyes sagradas o las costumbres no escritas, eran preparados por sus padres, maestros, y educadores para reconocer a Dios como Padre y como Hacedor del mundo” (Legat. Ad Cajum, SEC. 16). Además la instrucción se daba con esmero a los jóvenes, y con menos atención ala educación de las niñas. La Formación se comenzaba en el hogar por los padres, y se continuaba en la sinagoga por los escribas. A los cinco años de edad se daba inicio a la enseñanza de del canon hebreo, empezando no por el libro de Génesis, como sería la indicado, sino por el libro de Levítico, en razón de su importancia en el estudio de la Ley. Culminando Levítico, el niño continuaba con el resto del Pentateuco; más tarde a los 10 años de edad, estaba en capacidad de continuar con Mishnah (que se relaciona con la tradición oral); y si era el deseo de un aprendizaje más avanzado, estudiaba el talmud. Cuando se quería ser rabí, se le remitía a una academia rabínica. (Beth-ha-midrash), las cuales estaban repartidas por Palestina.En Jerusalén existían escuelas para la instrucción final del rabí.
Este descripción de la vida domestica del siglo I D.C. será comparada con la vida en el mundo grecorromano.

Las Clases Sociales

Las distinciones sociales en Palestina eran muy rígidas en el siglo I. Existían cinco clases muy bien marcadas. Había una aristocracia constituida por el grupo sacerdotal, con los saduceos y sus seguidores. Dicha clase incluía también la realeza y los funcionarios civiles elevados (ver Saduceos).
Los Fariseos y sus seguidores conformaban una clase religiosa, notable por su arrogancia y estreches (véase Fariseos). La clase media era el principal componente de la sociedad de Palestina compuesta por los campesinos judíos los cuales respetaban a
los fariseos y sus opiniones, pero estaban dispuestos a cumplir con sus exigencias sobre la ley. Esta gente común, honesta y devota, aunque no guardaba con exactitud farisaica, se demostraba interesada en la religión de Yahvé y su soberanía entre el pueblo, y en particular la venida del Mesías. Esta clase religiosa fue prácticamente la que aporto para abonar la tierra fértil para el cristianismo posterior. La cuarta y quinta clases la conformaban los estratos inferiores de la sociedad judía. Los cuales eran los “publícanos” (quienes trabajaban para los romanos en el cobro de impuestos), y los “pecadores” aquellos quienes por su pobreza opresión, se sentían ajenos en muchos aspectos de las tradiciones de su nación, y de las prohibiciones del saber rabínico; aún más debajo de esta última clase se encontraba la de los esclavos.
Entre estas clases existían profundas diferencias, las tres últimas incluían al común del pueblo, a los publícanos, “pecadores” y los esclavos, todos los mencionados eran llamados por los fariseos “el pueblo de la tierra” (am - haretz).

Ritos Funerales

La muerte entre los judíos era un asunto de trágica importancia y su aflicción se superaba con escaso consuelo, las creencias sobre la vida después de la muerte eran muy vagas y de poca credulidad. Ninguno expresaba al doliente mensaje de consuelo o positivo. Había mensajes dados por la formalidad o por la costumbre común como de desgarrar la túnica, abstenerse de tomar comida, entre otras. Se empleaba lamentadores mercenarios, los que generalmente eran mujeres, aunque también algunos hombres lo hacían. Alguna persona competente era invitada para hacer una oración fúnebre, la cual podía ser en la casa, en el camino al entierro, o frente a la tumba. El cuerpo era cuidadosamente lavado, ungido y envuelto en lienzos mortuorios, luego, era llevado en un ataúd a su lugar de entierro cargado por sus amigos, los cuales se relevaban de tiempo en tiempo en la medida que avanzaban. En los intervalos de cambio los amigos hacían grandes demostraciones de aflicción. En la procesión el orador del funeral caminaba al frente, y en Galilea, el ataúd era precedido por las plañideras alquiladas, mientras en Judea, lo seguían detrás del féretro y de las plañideras iban la familia y los amigos. El cuerpo se dejaba descansar en un cementerio, y si los medios económicos lo permitían en un sepulcro privado, cavado en la roca.


Las Relaciones Sociales y las expresiones


Como es natural, se encontraba en la vida del siglo primero la instintiva debilidad humana de establecer relaciones o lazos de amistad cálidos y verdaderos frecuentemente, habían expresiones de simpatía o de dolor hacía los conocidos en las bendiciones o en las pruebas o dolor. Las personas se unían a los demás en relaciones comunes de la vida. Se celebraban banquetes y regocijos sociales, a los cuales con formalidad se invitaban a los comensales, las visitas eran devueltas en las casas como en la actualidad. Había lugares de reunión social, baños públicos, establecimientos comerciales en las plazas, fondas, tabernas y playas. Pasear por los lugares públicos era un pasatiempo. Se reunían en los talleres o lugares posible o facilitado por el público los murmuradores. El impulso social era grande de manera que se aprovechaba todo momento de ocasión para establecer relaciones sociales.
Implícitamente en la vida social estaba el asunto del vestido. Como era normal este estaba determinado por los medios económicos con los cuales contaba el individuo. El vestido podemos decir sin equivocarnos daba una identificación a los miembros de una sociedad particular. El representativo del pueblo común se vestía ordinariamente, con una simple túnica (en griego chitoon), vestido que llegaba hasta las rodillas y atado alrededor de la cintura con un cinturón. Calzaba los pies con rústicos zapatos o sandalias, cubriría su cabeza con un gorro cónico. La clase media formalmente se vestía con las mismas prendas, aunque de tejido más fino, zapatos de mejor material, y frecuentemente, calzón cortó. Se usaban ropas interiores acordes con las demandas para la comodidad. Cuando el tiempo era frío, se llevaba una manta o una capa gruesa ( 2 Tim. 4:13). Los viajeros llevaban un sombrero de anchas alas, aunque por lo general iban con la cabeza descubierta. El traje distintivo del ciudadano romano, y era permitido para los demás, consistía en una toga, una larga vestidura como manta, la cual se llevaba colgada alrededor de los hombros, y el cuerpo. La toga era más bien cuestión de distinción formal que de comodidad. También se podía usar un atavío más formal, que era como una manta ligera o himation. En los círculos imperiales de Roma las vestiduras se adornaban con púrpura real para señalar un elevado rango oficial.
La mujer de regulares posibilidades usaba dos vestidos principales. Una túnica interior corta y sin mangas, y amarrada alrededor de la parte superior del busto. La túnica exterior era de tejido de lino o seda, se ataba sobre los hombros con broches, y rodeada por un ceñidor, exactamente bajo los brazos. Tenían mangas y flecos los cuales se extendían hasta los pies. Por lo general esos vestidos eran de color blanco, y si se deseaba se adornaban con colores. En la casa.


sábado, diciembre 03, 2005

Nehemías y Esdras Bajo el imperio persa




Bajo El Imperio Persa: Nehemías y Esdras

Del destino de la comunidad judía durante los setenta años siguientes a la terminación del templo conocemos verdaderamente demasiado poco. Solo lo pertinente a los incidentes, progresivamente revelados, de Esd. 7, 6-23, el escritor no evidencia nada más. Externamente de esto, sólo conocemos lo que se puede derivar de las memorias de Nehemías, ligeramente posteriores y de los libros proféticos de los contemporáneos como Abdias (probablemente a principios del siglo quinto, y Malaquías (ca. 450), terminados por los datos de la historia general y de la arqueología. Es indudable, sin embargo, que aunque la terminación del Templo había afianzado la supervivencia de la comunidad, su destino distaba mucho de ser seguro. Después del trastorno de las esperanzas puestas en Zorobabel, estaba bien claro o debía estarlo que nunca habría restablecimiento de la nación judía según la antigua escritura, ni siquiera en una forma modificada. El futuro de la comunidad debía situarse en otra dirección. Pero no estaba claro que dirección seria esta, y no se aclaró hasta que, algunas generaciones más tarde, la comunidad fue reconstituida bajo la dirección de Nehemías y Esdras. En el itinerario de la nación, lo más que se puede decir de ella es, que existió.



Nehemías y su obra. El tercer cuarto del siglo quinto vio una completa renovación de la comunidad judía, que aclaró su situación y la salvó de la disgregación colocándola en el camino que había de recorrer durante el resto del periodo biblico y, con algunas modificaciones, hasta nuestros día (véase judaísmo actual ). Esto se llevó a cabo en gran parte por el trabajo de dos hombres: Nehemías y Esdras. Aunque la esfera de sus esfuerzos se superpone, el primero dio a la comunidad su estatuto político y su reforma administrativa, mientras que el segundo reorganizó y reformó su vida espiritual.
Afinidades de las vidas de Esdras y Nehemías. El problema gira en torno a la fecha de llegada de Esdras a Jerusalén. Las fechas de la actividad de Nehemías son seguras, estando confirmadas, además, independientemente por las pruebas de los textos de Elefantina. Se extendió (Ne. 2,1) desde el año veinte de Artajerjes I (445) hasta (Ne. 13,6) algo después del año treinta y dos (443). Por lo que respecta a la vida de Esdras, no existe esta certeza. Los especialistas se dividen ampliamente en tres campos: los que aceptan la opinión, apoyada, al parecer, en los libros canónicos de Esdras y Nehemías, de que Esdras llegó (Esd. 7,7) en el año séptimo de Artajerjes I (458), es decir, unos trece años antes que Nehemías, y completó su obra ( Ne. Caps. 8 al 10) poco después de la llegada de este ultimo (algunos piensan que incluso antes); los que consideran el año séptimo como el año séptimo de Artajerjes II (398), y colocan la llegada de Esdras mucho después de haber desaparecido de escena Nehemías; y los que, creyendo que el año séptimo es un error de escriba en lugar de algún otro año (muy probablemente por treinta y siete) del reinado de Artajerjes I, colocan la llegada de Esdras después de la de Nehemías, pero antes de que hubiera terminado la actividad de éste.
La misión de Nehemías. La Biblia da la impresión de que Nehemías se puso en camino inmediatamente, acompañado por una escolta militar (Ne. 2,9). Josefo (Ant. XI, V,7), que sigue el texto de los LXX, cuya primera parte esta contenida en I Esdras, coloca su llegada solamente en el 440. Aunque es imposible lograr certeza, esto puede ser exacto. Si Nehemías fue primero en Babilonia y reunió a los judíos que habían de acompañarle y después, habiendo presentado sus credenciales al sátrapa de Abar-nahara, atendió a procurarse materiales de construcción antes de dirigirse a Jerusalén (como posiblemente hizo, dado que el trabajo se comenzó muy poco después de su llegada), la fecha no es irracional. En todo caso, lo mas tarde hacia el 440 estaba en Jerusalén y había tomado allí la dirección de los asuntos.
Reconstrucción de las murallas de Jerusalén. El problema más urgente que el nuevo gobernador tenia a su llegada era dar seguridad física a la comunidad. Por tanto, emprendió en seguida la reconstrucción de las murallas de la ciudad, actuando con rapidez y audacia para que sus planes no fueran desbaratados antes de empezar. Tres días después de su llegada hizo una inspección nocturna secreta a las murallas, para aquilatar la extensión de la obra con que tenía que enfrentarse; solo entonces notificó sus planes a los dirigentes judíos (Ne. 2, 11-18). Después, tan pronto como se pudo reunir un grupo de trabajo, comenzó la obra. La mano de obra fue reclutada, seguramente, por una leva de todo Judá (Ne. Cáp. 3), y las murallas fueron divididas en secciones, con un grupo particular como responsable de cada sección. Las obras progresaron rápidamente; a los cincuenta y dos días (Ne. 6,15) ya estaba levantada una especie de muralla. Es, desde luego, increíble que pudiera ser terminada tan rápidamente, y por obreros en su mayoría inexpertos, una muralla propiamente dicha. Es casi seguro que Josefo (Ant. XI, V,8) esté en los cierto al afirmar que la obra de total reforzamiento, almenas, puertas y revestimientos exigió dos años y cuatro meses (hasta diciembre del 437 según sus fechas).
¡Nehemías tenia muchos enemigos por todas partes!. Estos emplearon un arsenal completo de ardides para frutar los planes de Nehemías. Al principio probaron la burla con la esperanza de socavar la moral (Ne. 2,19ss; 4, 1-3). Al no hacer esto, incitaron a buen seguro de modo no oficial y pretendiendo ignorar por completo el asunto a bandas de árabes, ammonitas y filisteas (4, 7-12) a que hiciesen incursiones en Judá. Jerusalén fue hostigada y las ciudades circunvecinas atemorizadas; según Josefo (Ant. XV, V, 8) no pocos judíos perdieron la vida. Nehemías respondió dividiendo a sus gentes en dos grupos, uno de los cuales permanecía sobre las armas mientras el otro trabajaba. Reunió también a los judíos de las regiones cercanas dentro de Jerusalén, para protegerlos y para robustecer las defensas de la ciudad. Viendo que no conseguían nada en ninguna parte, los enemigos de Nehemías intentaron entonces hacerle salir de la ciudad, aparentemente para una entrevista, pero en realidad con la intención de asesinarle. Nehemías no era tan tonto. Ellos entonces le amenazaron con acusarle de sedición ante los persas, también en lo cual les hizo frente y siguió adelante su obra. Pero, desgraciadamente, no todos los enemigos de Nehemías estaban fuera de los muros; dentro había una quinta columna. Estando emparentados Tobias y su hijo con las familias principales de Jerusalén, tenían amigos que los mantenían al corriente de todo lo que hacia Nehemías y, a su vez, enviaban cartas a éste intentando debilitar su moral.
Nehemías demostró ser moralmente superior a sus enemigos. Su valor y riqueza de recursos superó todos los obstáculos, incluso el desaliento de sus seguidores (Ne. 4,10), y pudo concluir la obra. Entonces, viendo que la ciudad tenia aun pocos habitantes, y conociendo que las murallas no podrían ser defendidas si no se disponía de hombres preparó, por suertes, un contingente de pueblo para ser trasladado dentro; cierto numero, con todo, se habían ofrecido voluntarios. Las murallas fueron mas tarde dedicadas en solemne ceremonia. Se había ganado la primera batalla y la seguridad externa quedaba asegurada.
Administración de Nehemías: su primer periodo. Poco es lo que conocemos de la administración de la provincia bajo Nehemías. Era una provincia pequeña, que contaba escasamente con 50.000 habitantes, concentrados a lo largo de la línea montañosa desde el norte de Bet-sur hasta los alrededores de Betel. Nehemías la encontró ya dividida en distritos con fines administrativos y es probable que mantuviera este sistema, ya que lo empleó como base de su leva para construir las murallas (Ne. Cáp. 3). A causa de los fuertes impuestos y de las estaciones pobres, la provincia sufría duras estrecheces económicas. Los avaros aprovechaban la oportunidad para apoderarse de los pobres y disponer de ellos, a causa de sus deudas. Nehemías, encolerizado por estos abusos, actuó con su decisión característica. Llamando ante si a los transgresores, hizo una enardecida apelación a sus conciencias y a su condición de judíos y exigió después su promesa de abandonar la usura y restituir. Para mayor firmeza, les tomó juramente solemne ante Yahvéh y ante la asamblea del pueblo. El mismo Nehemías dio ejemplo renunciando a las retribuciones ordinarias de gobernador, no adquiriendo ninguna propiedad y tomando únicamente los tributos necesarios para mantener su posición.
Atendidas todas estas pruebas, Nehemías fue un gobernador justo y capaz. Su lealtad al rey estaba fuera de duda. Si, como Sanbal.lat acusaba (Ne. 6, 6 ss), había alguien en Jerusalén que estaba predicando la rebelión, podemos asegurar que Nehemías dio poco crédito a tal rumor. Sin embargo la firmeza realmente intransigencia de sus convicciones, sus brusquedades, su falta de tacto y su temperamento violento, le acarrearon, sin duda, enemigos, a pesar de sus virtudes. Judío crecido en el exilio en la estricta tradición, se enfrentó particularmente con aquellos, muchos de ellos de familias principales, que eran negligentes en sus practicas religiosas y que, en muchos casos, estaban emparentados con los pueblos vecinos. Algunos de éstos se habían declarado ya enemigos de él, como hemos visto. Dado que es completamente imposible fechar con precisión los incidentes narrados en Ne. Cáp. 13, no podemos decir con exactitud cuándo comenzó Nehemías a tomar medidas positivas. Pero ciertamente estaba al tanto de la situación y pronto debió advertir que se hacia necesaria una reforma religiosa de tal magnitud que un seglar como él no podía llevar a cabo, atendido, sobre todo, que la laxitud religiosa alcanzaba hasta la misma familia del sumo sacerdote.
Segundo periodo de Nehemías: sus medidas de reforma. Nehemías permaneció en su cargo durante doce años, después de lo cual regresó a la corte persa (Ne. 13, 6). Probablemente, habiendo ya acabado su primer permiso de ausencia, no pudo obtener una prórroga ulterior. Pero muy pronto persuadió al rey para que le designase de nuevo, ya que al poco tiempo (probablemente no más de un año o dos desde su partida), le encontramos de nuevo en Jerusalén. Cabe preguntarse, aunque esto no sea más que una plausible teoría, si acaso no consultaría durante su ausencia con los principales judíos de Babilonia y trazaría planes en la corte persa para poner en orden los asuntos religiosos de Judá.
Cuando Nehemías volvió, se encontró con una situación pero que mala. El partido más tolerante había hecho progresos en su ausencia. En particular, Elyasib que apenas puede ser otro que el mismo sumo sacerdote había llegado incluso a instalar a Tobías, el enemigo de Nehemías, en una habitación del Templo, propiamente reservada para el uso cúltico. Al saber esto, Nehemías encolerizado, mandó arrojar a la calle los enseres de Tobías y purificar la habitación de su impureza para restituirla a su función propia. Por este tiempo, si es que no había comenzado a hacerlo antes, Nehemías tomó vigorosas medidas contara la laxitud religiosa predominante. Viendo que los levitas, a los que no se pagaba su parte, habían abandonado el Templo para trabajar, se preocupó de que fueran recogidos los diezmos y nombró tesoreros honrados para administrarlos. También se preocupó de que fuera asegurado el suministro de leña para el altar. Para impedir que se siguiera celebrando en sábado los negocios, como hasta entonces, ordenó que durante ese día se cerraran todas las puertas de la ciudad; y como los mercaderes comenzaron entonces a establecer sus mercados fuera de las murallas los amenazó con arrestarlos y arrojarlos. Al descubrir niños de matrimonios mixtos que ni siquiera hablaban hebreo, montó en una ardiente cólera y habiendo maldecido, acometido y arrancado los cabellos de los transgresores que tuvo a mano, los hizo jurar a todos que no volverían a emparentar con extranjeros en el futuro. Cuando se encontró con que un nieto del sumo sacerdote Elyasib se había casado nada menos que con la hija de Sanbal.lat, le expulsó del país.
Esdras En Jerusalén
Quizá mientras se tomaban estas medidas llegó Esdras a Jerusalén. Aunque los esfuerzos de Nehemías no eran sistemáticos, sino mas bien adoptados ad hoc para hacer frente a las situaciones según iban surgiendo, demostraban que Nehemías era un defensor de la más estricta pureza religiosa. Había estado, por tanto, enteramente en la misma línea que Esdras había venido a trazar, si es que no fue él mismo quien intervino para que viniera. Como veremos, apoyó la reforma de Esdras y la confirmó con su firma oficial. No sabemos cuánto duró su misión después de esto, pero es probable que acabara al cabo de unos pocos años, quizá por el mismo tiempo en que murió su protector Artajerjes I (424). De todas formas, hacia el 411 había ocupado su puesto un persa llamado Bagoas, como veremos.
Naturaleza de la misión de Esdras. La tarea encomendada a Esdras, de la que estamos informados por el documento arameo (Esd. 7, 12-26), cuya autenticidad no puede ponerse en duda, era completamente distinta de la de Nehemías. Concernía solamente a materias religiosas. Esdras vino provisto de una copia de la ley, junto con un rescripto del rey garantizándole amplios poderes para hacerla cumplir. Concretamente (vv. 25 ss.), estaba facultado para enseñar la ley a los judíos que vivían en la satrapía de Abar-nahara y para establecer un sistema administrativo con el fin de observar si era obedecido. La autoridad de Esdras era, de este modo, al mismo tiempo más amplia y más concreta que la de Nehemías. No era un gobernador civil, sino un hombre a quien se le había confiado la misión especifica de regularizar las practicas religiosas de los judíos; le concernían los asuntos seculares sólo en la medida en que la ley sagrada se rozaba con la secular (¡lo cual en la práctica era inevitable¡). Por otra parte, su autoridad no estaba restringida a Judá, sino que se extendía a todos los judíos que vivían en Abar-nahara (de hecho la mayor parte en Palestina). Esto no significa que Esdras pudiera obligar a obedecer su ley a todo el pueblo de descendencia israelita. Obligar de este modo habría sido completamente contrario a la práctica persa. Más bien significa que todos los que pretendían fidelidad a la comunidad del culto de Jerusalén (es decir, todos los que se llamaban judíos) tendrían que ordenar sus asuntos personales en conformidad con la ley traída por Esdras. Esto estaba refrendado por el decreto real: para un judío, desobedecer esta ley era desobedecer también “la ley del rey” . Además de esto, se le había concebido a Esdras el derecho a recibir contribuciones de los judíos babilonios para el mantenimiento del culto del Templo, y de participar hasta un límite establecido los tesoros reales y provinciales para sus ulteriores necesidades. Al mismo tiempo, el personal encargado del culto fue eximido por completo de tributos.
Esdras llegó a Jerusalén probablemente en o hacia el 428. Según sus memorias personales (Esd. 7, 29-8, 36), no vino solo sino que, de acuerdo con el permiso que le había sido dado, iba al frente de una considerable compañía, reunida con este fin en Babilonia. Aunque el camino era peligroso. Esdras no quiso pedir escolta militar para que no pareciera que le faltaba confianza en Dios. La caravana partió en abril, después de ayunar y orar; cuatro meses más tarde llegó felizmente a Jerusalén.
Comienzo de la reforma de Esdras.
Dado que es posible que la narración del cronista no siga un orden cronológico, no podemos precisar con exactitud cuándo dio Esdras los primeros pasos que se narran de él. Pero supuesto que su comisión era instruir al pueblo en la ley y regular sus asuntos religiosos según ella (Esd. 7, 25 ss.), es de esperar que presentara la ley en público tan pronto como lo fue posible. Probablemente lo hizo así. Si, como parece, la narración de Ne. Cáp. 8 sigue cronológicamente al relato de la llegada de Esdras, esto se llevó a efecto dos meses más tarde, con ocasión de la fiesta de las tiendas. Desde una plataforma de madera levantada con este fin , en una de las plazas públicas, Esdras leyó la ley desde la mañana hasta la noche. Para asegurarse de que el pueblo la entendía, él y sus acompañantes dieron una versión aramea del texto hebreo, sección por sección, añadiendo probablemente algunas aclaraciones. De tal manera se conmovió el pueblo, que cayó abatido y llorando. Sólo con dificultad pudo Esdras contenerlos, recordando la alegría del día. Al día siguiente, después de una instrucción privada a los principales del pueblo sobre las exigencias de la ley, fue celebrada la fiesta de las tiendas, con posteriores lecturas de la ley en cada uno de los días.
Pero a pesar del entusiasmo inicial, la obra reformadora de Esdras no se iba a realizar tan fácilmente. Seguían existiendo los abusos que tanto habían disgustado a Nehemías, particularmente los matrimonios mixtos, siendo muchos los ciudadanos principales lo mismo clérigos que laicos, e incluso miembros de la familia del sumo sacerdote (Esd. 10, 18; Ne. 13, 28), que estaban profundamente implicados. Algo más de dos meses más tarde, en diciembre, Esdras se vio obligado a tomar una decisión drástica (Esd. Caps. 9 y 10). No es probable que se hubiera ignorado todo este tiempo la situación. En realidad, lo probable es que la conociera ya antes de su llegada, al menos de un modo general y ciertamente la conoció después. Posiblemente confió en que las medidas adoptadas por Nehemías, algunas de las cuales habían sido decretadas quizá durante este intervalo, mas la lectura de la ley, bastarían. También es posible que no tengamos noticia de medidas preliminares tomadas por él mismo. Aun así, penosamente irritado como estaba, Esdras eligió el camino de la persuasión moral. Con grandes muestras de emoción lloró y confesó el pecado de la congregación ante Yahvéh hasta que el pueblo mismo, conmovido, en su conciencia, reconocidas sus transgresiones contra la ley (Esd. 10, 15), sugirió voluntariamente un pacto para divorciarse de sus mujeres extranjeras y juró ayudar a Esdras en toda iniciativa que él sugiriese.
Después, mientras Esdras continuaba sus ayunos y oraciones, los principales y ancianos ordenaron a todo el pueblo presentarse en Jerusalén en el espacio de tres días, bajo pena de ostracismo y confiscación de bienes (Esd. 10, 6-8). Esdras poseía este poder; pero sólo lo empleó a través de los jefes del pueblo, a los que ahora se atrajo por completo. Esto produjo sus efectos. Se reunió una gran multitud y, a pesar de un fuerte aguacero, permaneció dócilmente al descubierto para recibir la reprensión de Esdras. Con muy poca oposición, estuvieron de acuerdo en cumplir lo que Esdras había dispuesto, pidiendo solamente un cierto plazo, ay que la inclemencia del tiempo, más la magnitud de la tarea de investigar los casos, impedía comenzar el asunto de inmediato (Esd. 10, 915). La investigación de los casos, llevada a cabo por una comisión designada por Esdras, comenzó casi en seguida; tres meses más tarde (¿marzo 427?) había terminado su trabajo. Todos los matrimonios mixtos fueron disueltos.
Culminación de la reforma de Esdras. reconstitución de la comunidad sobre la base de la ley. De acuerdo con la reconstrucción aquí adoptada, el cenit de la actividad de Esdras se produjo sólo unas semanas más tarde, con los sucesos narrados en Neh. Caps. 9 y 10. Concluido el asunto de los matrimonios mixtos, el pueblo se congregó para la solemne confesión del pecado, después de lo cual se comprometieron por pacto a vivir según la Ley. Concretamente, se obligaron a no casarse más con extranjeros, a abstenerse de trabajar en sábado, y cada siete años, dejar en barbecho la tierra y no exigir las deudas. También se comprometieron a un impuesto anual para el mantenimiento del santuario y a cuidar de que fueran presentados con regularidad, según las exigencias de la Ley,la leña para el altar, los primeros frutos y los diezmos.


LOS GRANDES IMPERIOS EN LOS TIEMPOS DE ISRAEL


Tiglat-Piléser (Asiria) El inaugurador de este periodo de la historia asiria, y el verdadero fundador de su imperio, fue Tiglat-Piléser III (745-727), gobernante excepcionalmente fuerte y hábil. Al subir al trono tuvo que afrontar la tarea de restablecer el poderío asirio contra los pueblos arameos (caldeos) de Babilonia en el sur, y contra el reino de Urartu en el norte, así como llevar a cabo las posibilidades de Asiria por el oeste. Mediante una serie de pasos, en cuya descripción detallada no nos podemos detener, fueron conseguidos todos los objetivos. Babilonia fue pacificada; al final de su reinado (729), después de algunos disturbios allí ocurridos, Tiglat-Piléser ocupó personalmente el trono de Babilonia, gobernando con el nombre de “Pulu”. Sardur II, rey de Urartu, fue afrentosamente derrotado junto con sus aliados, al oeste del Eufrates, y posteriormente asediado en su propia capital; Urartu, con su territorio disminuido, dejó de ser un rival peligroso de Asiria. Anteriores campañas contra los medos en el norte del Irán llevaron a los ejércitos asirios hasta la región de los Montes Demavend (Bikni), al sur del Mar Caspio. Mucho antes de que estos planes fueran llevados a término, Tiglat-Piléser se ocupó del sometimiento del oeste, efectuando el 743, y en los años siguientes, diversas campañas contra Siria. Al principio se le enfrentó una coalición a cuya cabeza estaba Azrian de Yeudí. Probablemente este no fue otro que Azarias (Ozias) de Judá. Numerosos especialistas, seguramente a causa de las dificultades cronológicas, y porque según parece el encuentro tuvo lugar en el norte de Siria, han supuesto que este Azrían era jefe de un pequeño estado de aquella área. Pero por una parte no conocemos nada acerca de tal estado, y por otra admitir dos Judás, cada uno con un rey llamado Azarías, es pedir demasiadas coincidencias. Lo probable es que Ozías, aunque anciano e incapacitado por la lepra, como jefe (después de la muerte de Jeroboam) de uno de los pocos estados firmes que aun quedaban en el oeste, comprendió el peligro y tomó el mando para salirle al encuentro, como había hecho Ajab un siglo antes. Falló, sin embargo, el intento de detener el avance asirio. En 738, si no ya antes, Tiglat-Piléser había sometido a tributo a la mayor parte de los estados de Siria y norte de Palestina, incluyendo Jamat, Tiro, Biblos, Damasco e Israel. Es probable que Ozías muriera (ca. 742) antes de que las represalias asirias pudieran alcanzarle. Las campañas de Tiglat-Piléser se diferenciaron de las de sus predecesores en que no eran expediciones militares para obtener tributos, sino conquistas permanentes. Para consolidar sus posesiones, Tiglat-Piléser adoptó una política que aunque no totalmente nueva, nunca había sido aplicada hasta entonces con tanta fuerza. No rebeliones con represalias brutales, cuando ocurría una rebelión Tiglat-Piléser deportaba, como norma, a los delincuentes e incorporaba sus tierras al imperio como provincias, esperando ahogar de este modo todo sentimiento patriótico capaz de alimentar la resistencia. De esta política, firmemente practicada por Tiglat-Piléser y aceptada por todos sus sucesores, tuvo que aprender Israel, a su costa, el significado.

El periodo del Antiguo y del Nuevo Testamento fue la primera gran época de la organización de imperios, y en su remolino de tragedia y triunfo el pueblo hebreo inevitablemente fue atrapado. El imperio egipcio del siglo quince a. de J. C. fue el más grande que el mundo ha visto. Sin embargo, fue empequeñecido por los acontecimientos que siguieron. Durante los siglos octavo y séptimo fue formado el Imperio Asirio, el cual con el tiempo incluyó en su extensión a toda Mesopotamia, Palestina-Siria, el sur de Asia Menor, y durante algún tiempo también a Egipto. Por el año 600 a. de J. C. Asiria ya había caído y Babilonia había ocupado su lugar: gobernando sobre casi todo el mismo territorio. Sin embargo, Babilonia pronto sucumbió ante el poderío de los medos y los persas, y por el año 500 a. de J. C. el Imperio Persa incluyó en su territorio a toda el Asia Occidental, Egipto y Tracia en Europa; y sus ejércitos estuvieron amenazando a Grecia. Por el año 330 a. de J. C. Alejandro el grande se había hecho dueño de Grecia y del Imperio Persa; y después de su muerte se formaron tres grandes imperios helénicos que se distribuyeron entre si el territorio. Entonces, en el primer siglo a. de J. C., los romanos, con un poder militar y un genio organizador inigualado en la antigüedad, conquistaron y unificaron todo el mundo del Mediterráneo. Tal fue la procesión de imperios en los cuales el pequeño país de Palestina quedó atrapado. La situación geográfica determinó que este país podría tener independencia política solamente durante los breves periodos en que un imperio dominante estuviese debilitado y ya no pudiera dominar más a los países que antes se había anexado.


El Imperio Babilonio entre el pueblo judío

En el año 605 a de J.C. el vigoroso Nabucodonosor llegó a Siria con un ejército Babilonio, derrotó en forma aplastante a los Egipcios en Carquemis y se apoderó de toda la región occidental hasta llegar a la frontera con Egipto. Babilonia remplazó a Nineve. Las proezas de Nabucodonosor no son posibles narrarlas como se debiera por la escasez de material al respecto, como las tenemos de los reyes asirios. La tradición babilónica le permitió escribir sobre sus hazañas religiosas y arquitectónicas; pero no respecto a sus proezas militares (Aparte de la Biblia). El principal documento con el cual se cuenta oficialmente es el la Crónica Babilónica, que registra los eventos año por año. En el se describe la caída de Nineve por el año 612 a. de J.C. También se esbozan los eventos ocurridos entre los años 626 al 594 a, de J.C., con la excepción de un intervalo de seis años. Por primera ves se tiene conocimiento de los pormenores de la su luchas que Babilonia tuvo contra Asiria, y de la guerra que tuvo contra Egipto después del año 609 a. de J. C. El año 605 a. de J.C. Nabucodonosor aniquilo completamente al ejército de Faraón Necao; pero la muerte de su padre lo obligo a regresar a su patria para ser coronado rey de , por lo mismo le fue imposible continuar en su experiencia conquistadora. Hasta ahora son desconocidas los relatos de una gran batalla que tuvo con los egipcios en el año 601 a. de J. C. , en la cual Nabucodonosor fue derrotado. También se describe la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor y dan la fecha de su séptimo año. Además de sus guerras, se dedicó al engrandecimiento y embellecimiento de Babilonia, la cual llego a sobre pasar en gloría arquitectónica a Nineve. Hizo reparaciones al templo de Marduk, la antigua torre de Babel, erigió un palacio imperial muy grande, en cuyo techo había terraza sobre terraza que formaba un jardín. Este palacio era llamado “La casa de la cual los hombres se maravillan “, y los “jardines colgantes” fueron catalogados por los griegos entre las siete maravillas del mundo. Nabucodonosor fue al único que se le considero como el rey de Babilonia. Estuvo sitiando trece años a Tiro, no la capturó. Su vigor no se hizo notable en lo administrativo y políticos como lo fue en la religión y arqueología. Excavo y reparó unos tempos antiguos por arcaicos asuntos religiosos y tuvo opiniones propias en asuntos religiosos y hasta se atrevió a intervenir en las ceremonias y costumbres sacerdotales de Babilonia (en Babilonia se celebraba la festividad del Año Nuevo. En esta festividad el rey actuaba representando la parte del dios Marduk, y en la dramatización volvía a pelear y volvía a ganar la guerra que hubo contra el caos al principio de los tiempos). Durante la última parte de su vida se re tiro a Tema, en Arabia y allí permaneció año tras año, probablemente loco. Los asuntos administrativos en Babilonia habían quedado bajo la dirección del príncipe heredero de la corona, Balsasar a quien en la Biblia se le llama rey (Dan. 5). La llegada de Ciro, el Persa, a las puertas de Babilonia fue vista con tanto agrado al menos por los sacerdotes de Marduk, como también por los judíos que estaban en el exilio.


El periodo del exilio y sus consecuencias para el judío


El periodo del exilio

La penosa situación judía después de 587. La calamidad del 587 no debe ser minimizada en ninguna narración. Aunque la idea popular de una deportación total que dejó al país vacío y desierto es errónea y ha de ser descartada, la catástrofe fue, no obstante, espantosa y tal que señaló la quiebra de la vida judía en Palestina. La quiebra de la vida en Judá. El ejército de Nabucodonosor convirtió a Judá en un matadero. Como elocuentemente evidencian las pruebas arqueológicas, todas, o casi todas, las ciudades fuetes de la Sefelá y de las colinas centrales del país (es decir, propiamente Judá), fueron arrasadas, para no ser reconstruidas, en la mayoría de los casos, hasta muchos años después. Solamente en el Négueb, según parece separado de Judá en el 597, y en el distrito norte de Jerusalén, que era, probablemente, una parte de la provincia babilónica de Samaría, escaparon las ciudades a la destrucción. La población del país fue diezmada. Aparte los deportados a Babilonia, debieron morir muchos millares en las batallas o de inanición y enfermedad, algunos y seguramente más de los que conocemos fueron ejecutados, mientras que otros huyeron para salvar sus vidas. Además, los babilonios no remplazaron a los judíos deportados con elementos llevados allí de otros lugares, como habían hecho los asirios en Samaría. La población de Judá, que sobrepasas probablemente los 250.000 en el siglo octavo y que posiblemente llegaría, aun después de la deportación del 597, a la mitad de esta cifra, apenas pasaría de 20.000, aun incluyendo a los primeros exiliados que volvieron del destierro y debió estar, además, sin duda, muy diseminada en los años intermedios.
CATÁSTROFE DEL 587
Es verdad que la catástrofe del 587 había dejado incólume el territorio perteneciente en otro tiempo al Estado del norte y que la población israelita continuó manteniéndose igual que antes en Samaría, Galilea y Transjordania. Sin embargo, aunque eran israelitas del norte que habían permanecido, en parte como resultado de la reforma de Josías, adictos al culto de Jerusalén, la mayor parte de ellos practicaba un yahvismo de estructura fuertemente sincretista. La religión en el norte del Israel se había contaminado con elementos paganos ya antes del 721, como nos lo permite ver oseas, y había sido posteriormente desleída en mezclas importadas por elementos extranjeros establecidos allí por los reyes asirios. Los esfuerzos efímeros de Josías no habían logrado un cambio fundamental. Por lo demás, habiendo estado este pueblo durante siglo y medio, a excepción del breve periodo de Josías no habían logrado un cambio fundamental. Por lo demás, habiendo estado este pueblo durante siglo y medio, a excepción del breve periodo de Josías, bajo gobierno extranjero, el fuego del celo nacionalista, aunque no extinguido entre ellos, estaba seguramente amortiguado. Aunque los israelitas eran aún mayoría numérica en Palestina, el futuro Israel difícilmente podía estar entre ellos. El verdadero centro de gravedad de Israel se había alejado temporalmente de su hogar patrio. Los exiliados de Babilonia.
LOS JUDÍOS EN BABILONIA
Los judíos que vivían en Babilonia representaban la crema de los dirigentes políticos, eclesiásticos e intelectuales de su país, pues por esta razón fueron seleccionados para la deportación. Su número, seguramente, no fue grande. En Jr. 52, 28-30 se dan los totales exactos de las tres deportaciones, y la suma global es solamente de 4.600. Es una cifra razonable. Aunque probablemente se cuentan sólo los varones adultos, la suma total no podía ser más de tres o cuatro veces superior. Pero eran estos exiliados, aunque pocos en número, los que modelarían el futuro Israel, dando a su fe una nueva dirección y proporcionando el impulso para la definitiva restauración de la comunidad judía en Palestina.
SUERTE DE LOS EXILIADOS
De la suerte posterior de los exiliados no sabemos casi nada. Ya hemos dicho que algunos de ellos estuvieron implicados en las resultas de 595 o 594, por lo cual algunos de sus dirigentes sufrieron represalias (Jr. Cáp. 29). En una fecha posterior (después de 592), Joaquín fue arrojado en cadenas, probablemente por complicidad, o sospecha de complicidad, en alguna acción sediciosa (II R 25, 27-30), y en ellas permaneció durante el resto del reinado de Nabucodonosor. Pero no sabemos si esto estuvo en conexión con los sucesos del 587 o no, ni si estuvo envuelta en ello alguna parte apreciable de la comunidad judía. De todos modos, no hay pruebas de que los exiliados sufriesen una opresión desacostumbrada sobre la inherente a su estado. Por el contrario, la vida en Babilonia debió haber abierto para muchos oportunidades que nunca hubieran tenido en Palestina.
SE DEDICARON AL COMERCIO
Con el transcurso del tiempo muchos judíos, como veremos, se dedicaron al comercio, y algunos se hicieron ricos.
Judíos en Egipto y en otros lugares. Aparte de estos judíos, llevados por la fuerza a Babilonia, otros y ciertamente no pocos abandonaron voluntariamente el suelo patrio para buscar seguridad en otras partes. Un número considerable se encaminó a Egipto. Tenemos noticias de una partida que huyó allá después del asesinato de Godolías, llevándose a Jeremías consigo (Jr. Caps. 42ss), y probablemente no fue el primer caso. Es verosímil, en efecto, que muchos judíos hubieran encontrado refugio en Egipto, o que se hubieran establecido allí como mercenarios o de otra manera, durante los calamitosos últimos días de Judá; podemos suponer que cuando la nación sucumbió, creció la marea de refugiados. Los compañeros de Jeremías se establecieron en Tafnes (Dafne) (Jr. 43,7), justamente en la frontera, mientras que otros grupos se encontraban en diversas ciudades del bajo Egipto (Jr. 44,1). Probablemente sus descendientes permanecieron allí todo el periodo persa, para unirse más tarde con aquella ola de inmigrantes que hizo de Egipto en los días de los Tolomeos un centro mundial de judíos. Pero de su surte en este intermedio no sabemos nada. Especial interés tiene la colonia militar judía que existió durante el siglo quinto en Elefantina, en la primera catarata del Nilo. Puesto que por sus mismos testimonios sabemos que estaba allí cuando los persas conquistaron Egipto el 525, debió haber sido establecida por uno de los faraones de la Dinastía XXVI, probablemente por Apries (588-569). Ignoramos por completo si esta gente llegó a Egipto antes o después del 587. El hecho de que se llamen a si mismos “judíos” prueba que su origen no era samaritano. La naturaleza de su culto sincretista, del que hablaremos más adelante, hace probable la teoría de que procedían de los alrededores de Betel que, después de ser desarraigada por Josías, revivió y floreció en la segunda mitad del siglo sexto.
LOS JUDÍOS BUSCARON REFUJIO
Aunque no conocemos detalles, podemos presumir que los judíos buscaron refugio también en otras regiones, además de Egipto. Hemos dicho que muchos de ellos huyeron, ante los babilonios, a Moab, Edom y Ammón (Jr. 40,11). Aunque algunos de ellos retornaron una vez pasada la tormenta, podemos estar seguros de que muchos no lo hicieron. Es probable que las regiones israelitas de Samaria, Galilea y Transjordania recibieran también una afluencia de fugitivos. Carecemos de información para añadir algo más. Aunque no existía aún una diáspora judía sobre toda la tierra, se había iniciado una tendencia que nunca desaparecería por completo. Israel había comenzado a dispersarse entre las naciones. Nunca volvería a estar identificado con ninguna entidad política o área geográfica. Cualquiera que fuera la suerte que el futuro le tuviese reservada, nunca podría darse un retorno completo a las estructuras del pasado. El exilio y la fe de Israel. Cuando se considera la magnitud de la calamidad que soportó, causa asombro que Israel no fuera absorbido por el torbellino de la historia del mismo modo que otras pequeñas naciones del oeste de Asia, y no perdiera para siempre su identidad como pueblo. Y si hemos de preguntarnos por qué no sucedió así, la respuesta está seguramente en su fe, la fe que dio comienzo a su existencia resultó suficiente también para esto. Sin embargo esta respuesta no se debe dar alegremente, ya que el exilio probó la fe de Israel hasta el extremo. Todo lo logrado no fue algo que sucedió automáticamente, sino sólo a base de un profundo examen de conciencia y después de un profundo reajuste.
EL ENCUENTRO CON LOS GRANDES CULTURAS
Naturaleza de la dificultad. Existía el riesgo de una pérdida total de la fe. Esto se agravó cuando los judíos, arrancados de su suelo patrio, trabaron un primer contacto, la mayoría de ellos por primera vez, con los grades centros de cultura del mundo. Jerusalén, que en sus mentes aldeanas era el único centro del universo de Yahvéh, debía parecerles, por comparación, realmente pobre y atrasada. Rodeados de una riqueza y un poder insólitos, con los magníficos templos de los dioses paganos a la vista, debió ocurrírseles a muchos de ellos la idea de si Yahvéh, Dios protector de un pequeño estado que parecía incapaz de defender, era realmente, después de todo, el supremo y único Dios. Tenacidad de la fe de Israel. Y, en efecto, comenzó a aparecer una nueva comunidad, aunque los destalles son casi por entero oscuros. No existió ya más una comunidad cúltico-nacional, sino una comunidad caracterizada por su adhesión a la tradición y a la ley. Se comprende la elevada importancia de la ley entre los exiliados puesto que ahora, habiendo perecido el Estado y el culto, apenas había otra cosa que los distinguiera como judíos. Además, dado que los profetas habían explicado la calamidad como un castigo por el quebrantamiento de la ley de la alianza, apenas hace falta decir que los hombres sinceros dedicaron una atención más fervorosa a este concepto imperativo de su religión. El sábado y al circunsicion en especial, aunque instituciones antiguas, comenzaron a cobrar importancia inigualada hasta entonces. La estricta observancia del primero se fue imponiendo poco a poco como la señal de un judío fiel. En varios pasajes, de fechas exílicas o inmediatamente posteriores, aparece el sábado como la prueba crucial de obediencia a la alianza, “señal” perpetua, instituida en la creación (Gn. 2,2 ss), de que Israel es Israel (Ex. 31, 12-17; Ez. 20,12). La circunsición, que había sido practicada por los antiguos vecinos de Israel (excepto los filisteos), pero no, al parecer, por los babilonios, vino a ser también un signo de la alianza (Gn. 17,11) y el distintivo de un judío. Es muy comprensible, también, que en los judíos, que vivían en un país impuro, y no en último lugar entre los discípulos de Ezequiel, se descubra una gran preocupación por el problema de la pureza ritual. Estas cosas nos pueden parecer a nosotros periféricas, pero para los judíos exiliados fueron los medios de confesar su fe, habiendo desaparecido los símbolos visibles de esta fe.

Ciro Imperio Persa y su decreto de liberación del cautiverio judío


Ciro Imperio Persa

La Carrera triunfal de Ciro. Coincidiendo con esta coyuntura apareció una nueva amenaza externa, con la que la débil Babilonia comenzaba a no poder rivalizar. Como ya hemos dicho, el enemigo más peligro de Babilonia durante todo este periodo había sido el estado Medo, cuyo rey era ahora Astiages (585-550), hijo de Ciajares. Dado que los medos eran una amenaza abierta para su territorio, podemos imaginar que Nabonides se alegró cuando estalló una revuelta en aquel imperio. El jefe de esta revuelta era Ciro el persa, rey vasallo de Ansan, en el sur de Irán, perteneciente a una dinastía (los aqueménidas) emparentada con los reyes medos. Pero tuvo que lamentarlo. Hacia el 550, Ciro había conquistado Ecbátaban, destronado a Astiages y anexionado el vasto imperio medo. Apenas concluido esto, emprendió una serie de brillantes campañas que sembraron el terror por todas partes. Nabonides, temiendo ahora a Ciro más que les había temido a los medos, formó con Amasis, faraón de Egipto (569-525), y Creso, rey de Lidia (ca. 560-546), una alianza defensiva contra él. Pero todo fue inútil. En el 547/6 Ciro marchó contra Lidia. Según parece, y probablemente el norte de Siria y Cilicia, del control babilonio. Después, cruzando el Halys en el rigor del invierno, atacó por sorpresa a Sardes, capital de Lidia, la conquistó e incorporó Lidia a su imperio. Con la mayor parte de Asia menor, hasta el mar Egeo, bajo el control de Ciro, la alianza defensiva con Egipto se desplomó y Babilonia se encontró sola.Babilonia tuvo aún uno años de respiro. Las actividades de Ciro en los próximos primeros años, no son muy claras. Pero parece que los empleó en ensanchar sus dominios hasta el este, atravesando en sus campañas Hircania y Partia, hasta el interior de lo que hoy día es Afganistán, y llegando, a través de las estepas más allá del Oxus, hasta el Yaxartes. Con unos golpes rápidos había creado un gigantesco imperio, mucho más extenso que ningún otro hasta entonces conocido. Mientras tanto, debía ser evidente para todos, incluso para los mismos babilonios, que Babilonia estaba perdida. Ciro podría tomarla en cualquier momento, el único interrogante era el cuándo. Como veremos, este momento no se hizo esperar mucho tiempo.
EL SOBERANO SEÑOR DE LA HISTORIA
Yahvéh, el único Dios, Soberano Señor de la historia. El mensaje del Deuteroisaías fue, en su sentido más inmediato, mensaje de consuelo para su pueblo abatido. El había oído (40, 1-11) heraldos celestiales que anunciaban la decisión de Yahvéh reuniría pronto a su rebaño, con poder e infinita ternura, para conducirlo a su tierra. En toda la profecía domina el pensamiento de que Dios viene a redimir a su pueblo. Pero aunque directamente provocada por la carrera meteórica de Ciro y el inminente colapso de Babilonia, esta esperanza se fundamentaba no en un cambio feliz de acontecimientos, sino en la concepción que el profeta tenia del Dios de Israel. El fue, realmente, quien dio al monoteísmo siempre implícito en la fe de Israel, su expresión más clara y consistente. El presentó a Yahvéh como un Dios de incomparable poder: creador de todas las cosas sin ayuda de intermediario, Señor de los ejércitos celestes y de las fuerzas de la naturaleza, ningún poder terreno podía competir con él, y ninguna especie de imagen podía representarle. Satirizó con salvaje ironía a los dioses paganos, llamándoles trozos de madera y metal, que no podían intervenir en la historia porque no eran nada. Yahvéh es el primero y el último, el único Dios al lado del cual no existen otros. Proclamando una teología así, pudo el profeta asegurar a su pueblo que Yahvéh poseía el control absoluto de la historia. Con poderoso dramatismo imagina las sesiones celestiales ante las que son emplazados los dioses de las naciones para que se presenten a dar alguna prueba de intervención en la historia, demostrando así una capacidad para guiar los acontecimientos que pudiera fundamentar sus pretensiones a ser dioses. Pero no lo pueden hacer sino que se quedan temblando delante de Ciro, cuyo advenimiento no pudieron predecir ni prevenir. Su total inutilidad manifiesta que no son, en modo alguno, dioses. Yahvéh, por el contrario, es el creador del universo, escenario de la historia, y soberano Señor de todo lo que en él sucede. Tuvo un proyecto desde antiguo y llamó a Abraham y a Jacob para servirle. Como otros profetas, el Deuteroisaías interpretó el exilio como un justo castigo de Yahvéh por el pecado de Israel; pero ello no implicaba el abandono de su propósito (lo cual seria una inconcebible deshonra de su nombre), ya que su intención era salvar a Israel después de haberle purificado. El Deuteroisaías fue lo suficientemente audaz para proclamar a Ciro como el instrumento inconsciente del propósito de Yahvéh, a quien Yahvéh había llamado y a quien emplearía para el restablecimiento de Sión. El profeta daba así una explicación a las visicitudes de la historia del mundo interpretando toda la marcha del imperio desde los postulados de la fe histórica de Israel: todo ocurría según el propósito y por medio del poder de Yahvéh, que era el único Dios. El instó a Israel a confiar en este Dios todopoderoso y salvador.

Política de Ciro: el edicto de restauración.
En el primer año de su reinado en Babilonia, (538), dio Ciro un decreto ordenado la restauración de la comunidad y del culto judío en Palestina. La Biblia ofrece dos relatos de este hecho: en Esd. 1, 2-4 y 6, 3-5. Este último es parte de una colección de documentos aramaicos (Esd. 4, 8 a 6, 18) conservados probablemente en el templo e incorporados por el cronista a su obra, y de cuya autenticidad no puede dudarse. Tiene la forma de un dikroma (Esd. 6,2), es decir, un memorandúm de una decisión oral del rey registrada en los archivos reales. Estipula que el Templo sea reconstruido y los gastos sean subvencionados por el tesoro real; pone algunas especificaciones generales para la construcción (bastantes, naturalmente, ya que el Estado corría con los gastos) y ordena que los vasos tomados por Nabucodonosor sean devueltos a su debido lugar. La otra relación (Esd. 1, 2-4) esta en hebreo y en la lengua del cronista; su autenticidad es muy impugnada aun por muchos de los que aceptan la versión aramea. Sin embargo, no contiene ninguna improbabilidad intrínseca que pueda arrojar dudas sobre su historicidad esencial. Tiene la forma de una proclamación real tal como se anunciaba a los súbditos, por medio de pregoneros. Establece que Ciro no solo ordeno la reconstrucción del templo, sino que permitió a los judíos que quisieran hacerlo el retorno a su patria: los judíos que se quedasen en Babilonia eran invitados a colaborar a la empresa con contribuciones.
LA DEVOLUCIÓN DE LOS VASOS SAGRADOS
El cronista relata también la devolución de los vasos sagrados tomados por Nabucodonosor (Esd. 1, 7-11) y nos cuenta que el proyecto fue encomendado a Sesbassar, “príncipe de Judá”, es decir, miembro de la casa real. Con toda probabilidad, Sesbassar es el mismo Senassar que leemos en Cr. I 3,18 como hijo de Joaquín, siendo ambos nombres corrupciones de otro nombre babilónico, algo así como Sinabus
Puede parecer sorprendente que un conquistador de la talla de Ciro se interesara personalmente por asuntos de un pueblo de tan poca importancia política como el judío. Pero nosotros sabemos que este decreto era solamente una muestra más de su sorprendentemente moderada política general, que fue seguida por la mayoría de sus sucesores. Ciro fue uno de los gobernantes más auténticamente preclaros de los tiempos antiguos. En vez de aplastar el sentimiento nacional por medio de la brutalidad o la deportación, en cuanto fuera posible, que los pueblos sometidos gozaran de autonomía cultural dentro de la estructura del imperio. Aunque él y sus sucesores mantuvieron un firme control mediante una compleja burocracia la mayor parte de cuyos altos empleados eran persas o medos, mediante su ejército y mediante una eficaz sistema de comunicaciones, su gobierno no fue duro. Más bien, prefirieron respetar las costumbres de sus súbditos, proteger y alentar sus cultos establecidos y, donde pudieron, confiar la responsabilidad a príncipes nativos. La conducta suave de Ciro con Babilonia siguió precisamente este esquema.

Darío el persa y el nacionalismo judío


Darío. Imperio Persa

Advenimiento de Darío I y trastornos concomitantes. A partir del 522, el imperio persa fue sacudido por una serie de trastornos que amenazaron despedazarle. Este año, marchando Cambises a través de Palestina de regreso de Egipto, le llegaron nuevas de que un tal Gaunata había usurpado el trono y había sido aceptado como rey en la mayoría de las provincias orientales del imperio. Este Gaunata se proclamó a si mismo como Bardiya, el hermano de Cambises a quien éste, en previsión, había hecho asesinar algunos años antes. Además de esto, Cambises se suicidó en circunstancias que permanecen oscuras. Un oficial de su séquito, Darío, hijo de sátrapa Hystaspes, y miembro de la familia real por línea colateral, reclamó inmediatamente el trono. Aceptado por el ejército, marchó en dirección este, hacia Media, hizo prisionero a Gaunata y le ejecutó. Pero la victoria de Darío, lejos de consolidarse en su posición, provocó una verdadera orgía de revueltas por todo el imperio. Aunque Darío en su gran inscripción trilingüe de la roca de Bejistún pretende minimizar la importancia de la oposición, es claro que la inquietud agitaba al imperio de un extremo al otro. Estallaron rebeliones en Media, Elam y Parsa, en Armenia y en toda la extensión de Irán, hasta la más remota frontera oriental, mientras que en occidente el reflujo alcanzaba a Egipto y el Asia menor.

NIDINTUBEL COMO NABUCODONOSOR III

En Babilonia un tan Nidintubel, que pretendía ser y acaso lo fuera, hijo de Nabonides, se erigió a si mismo rey, con el nombre de Nabucodonosor III y logró mantenerse durante algunos meses antes de que Darío le hiciera prisionero y le ejecutase. El año siguiente vio otra rebelión en Babilonia, cuyo jefe se llamaba también Nabucodonosor y pretendía, igualmente, ser hijo de Nabonides. También este mantuvo la revuelta durante algunos meses, antes de ser capturado y empalado por los persas, juntamente con sus principales colaboradores. A lo largo de estos dos primeros años de su reinado, Darío tuvo que luchar sin descanso en un frente y otro hasta lograr la victoria completa. Es probable que su posición no estuviera del todo asegurada hasta finales del 520.
Mientras tanto, debió creerse que el imperio persa estaba literalmente rompiéndose en pedazos.

LA PEQUEÑA COMUNIDAD DE JUDÁ

Al extenderse por todas partes el sentimiento nacionalista, se creó una tensa excitación de la que no se vio libre, de ningún modo, la pequeña comunidad de Judá. Las esperanzas dormidas despertaron. Quizá había llegado, al fin, la hora esperada, la hora de la conversión de las naciones y del establecimiento del gobierno triunfal de Yahvéh.

Darío I Histapes (522-486).

Ya hemos descrito como Darío dominó las revueltas que le salieron al paso a su advenimiento, aun cuando los profetas hebreos habían anticipado la caída del imperio. Darío dio pruebas de ser, en todos los aspectos, un gobernantes capaz y un digno sucesor del gran Ciro. En audaces campañas condujo a sus ejércitos por el este hasta el Indo, por el oeste, a lo largo de la costa africana, hasta Bengazi y por el norte, a través del Bósforo, contra los escitas del sur de Rusia. Antes de finalizar el siglo sexto, su imperio se extendía desde el valle del Indo hasta el mar Egeo, desde el Yaxartes hasta Libia y, en Europa, incluía Tracia y una franja de los Balcanes a lo largo del Mar Negro, al norte del Danubio. Darío, además, dio a estos vastos dominios su organización definitiva, dividiéndolos en veinte setrapías, cada una con un sátrapa, perteneciente, en general, a la nobleza persa o meda, como funcionario de la corona. El sátrapa, aunque gobernador cuasi-autónomo, ante quien respondían los gobernadores locales, era estrechamente vigilado por jefes militares directamente responsables ante el rey, mediante una complicada burocracia, y un sistema de inspectores ambulantes que informaban también al rey. Era un sistema que pretendía equilibrar la autoridad central con un cierto grado de autonomía local y que persistió tanto cuanto duró el imperio.

LOS LOGROS DE DARIO


Los logros de Darío fueron numerosos y brillantes: sus construcciones en Persépolis y otros lugares, el canal que trazó para unir el Nilo y el Mar Rojo, la red de carreteras que facilitaban la comunicación de un extremo a otro del imperio, sus amplias reformas legales, el desarrollo de un sistema fijo de monedas (la acuñación de moneda se inició en Lidia en el siglo séptimo), que promovió en gran medida la Banca, el comercio y la industria, y muchas cosas más. Basta decir que, bajo Darío, alcanzó Persia su cenit. Solamente en una empresa, la más ambiciosa de todas las suyas, puede decirse que fracasó Darío. En su intento de conquistar Grecia, proyecto para el que se había venido preparando durante algunos años. Después de un primer intento, en el que una tormenta destruyó la flota persa frente al monte Athos, en el 490 las tropas persas desembarcaron en la isla de Euboea. Pero la estúpida dureza con que trataron a la ciudad de Eritrea sublevo a los griegos contra ellos. Cuando pasaron al continente fueron detenidos en Maratón por Milcíades y sus atenienses, que les causaron una severa derrota. Darío, obligado a renunciar al proyecto, no pudo ya reanudarlo en toda su vida.


Alejandro Magno (336-232)Helenismo y la conducta judía

ALEJANDRO BAJO DE LA TUTELA DE ARISTÓTELES

No nos toca a nosotros repetir al detalle las muchas veces narrada y ya familiar historia de las conquistas de Alejandro. Puesto durante su niñez bajo la tutela del gran Aristóteles, tuvo Alejandro un amor sincero por todas las cosas griegas.
Movido en parte por el ideal panhelenista, y en parte por motivos mucho mas mundanos, promovió pronto una cruzada para liberar a los griegos de Asia del yugo persa (¡cosa que algunos estaban muy lejos de desear!). Cruzando el Helesponto en 334, derrotó en Gránico a las fuerzas persas locales, que no tomaron muy en serio su expedición. Pronto fue suya toda el Asia menor. Al año siguiente (333) entró en colisión en Issos, cerca del golfo de Alejandreta, con el principal ejército persa, que era una masa lenta y desordenada, a la que las falanges desbarataron y dispersaron en confuso desorden. El mismo Darío huyó, abandonando el campo; su mujer y su familia, sus bagajes y botín cayeron en manos de Alejandro que ahora había ampliado sus aspiraciones hasta concluir la conquista del imperio persa. Por eso, comenzó por asegurar su flanco antes de presionar más hacia el este. Y, en consecuencia, avanzó por el sur a lo largo excepto Tiro, que fue reducida después de siete meses de asedio. Alejandro entonces siguió presionando hacia el sur, a través de Palestina, y después de una demora de dos meses ante Gaza, entró en Egipto sin resistencia (332). Los egipcios, completamente hartos del dominio persa, le recibieron como a un libertador y le proclamaron faraón legitimo.
PALESTINA INCLUYENDO JUDÁ Y SAMARÍA
En el curso de estos sucesos cayó bajo el control de Alejandro el hinterland de Palestina, incluyendo Judá y Samaría. No sabemos exactamente cuándo ocurrió esto. El relato de Josefo (Ant. XI, VIII) está demasiado plagado de detalles legendarios para inspirar confianza y la Biblia no hace ninguna mención, excepto una o dos posibles alusiones, y éstas no muy seguras. Es probable que los judíos, viendo poca diferencia entre el nuevo amo y el antiguo, le recibieran pacíficamente. Aparte de una posible resistencia en la ciudad de Samaría (donde posteriormente se estableció una colonia macedonia), el resto de Palestina siguió, según parece, la conducta judía.
ALEJANDRO MARCHA HACIA EL ORIENTE
No nos podemos detener en las ulteriores campañas de Alejandro. En el 331 marchó hacia el este cruzando Mesopotamia. Darío, hizo un esfuerzo final, apoyando en las montañas del Irán, en Gaugamela, cerca de Arbela, sólo para ver destrozado y dispersado su ejército; después de lo cual Alejandro entró triunfante en Babilonia, más tarde en Susa y finalmente en Persépolis. Darío fue apresado, cuando huía, por uno de sus sátrapas y asesinado. Habiendo finalizado la resistencia efectiva, Alejandro marchó hacia la parte oriental más alejada del imperio, donde (327/6) hizo campañas allende el Indo y, según la leyenda, lloró porque no había más mundos para conquistar (en realidad sus soldados se negaron a seguirle más adelante). Alejandro tenía apenas 33 años (323) cuando enfermó y murió en Ba Oriente, y el comienzo de una nueva era en su historia.

Los Seléucidas

lunes, noviembre 14, 2005

LAS PORCIONES HISTORICAS DEL HEXATEUCO EN LUGAR DEL PENTATEUCO JUDÍO

HISTORIA DEL TEMA
El Hexateuco.- Los cinco primeros libros del Antiguo Testamento fueron llamados por los rabinos judíos antiguos “los cinco quintos (5/5) de la ley”. Surgiendo esta costumbre, los primeros escritores cristianos, comenzando con Tertuliano y Orígenes (160-220; 135-254 D. C) llamaron “pentateuco” a la colección formada por estos cinco libros, siendo el significado de esta palabra, “tratado de los cinco libros”. Ciertos escritores modernos agregan a estos cinco libros el libro de Josue porque “su contenido y estructura demuestran que esta intimamente ligado con el pantateuco y porque describe la escena final de la historia del origen de la nacion hebrea” De alli que se haya dado a los seis primeros libros (Genesis, Exodo, Levitico, Numeros, Deuteronomio y Josué) el nombre de “Hexateuco”, que quiere decir “tratado de seis libros”. Las narraciones patriarcales ( Gn. 12 al 50 ) forman la primera y gran fuente de la historia sobre los orígenes de Israel que luego se extiende por los demás libros del hexateuco. En los informes que nos proporcionan dicen que, siglos antes de que Israel entrara a la tierra prometida para tomar posesión ( Canaán ), llegaron a Mesopotamia sus antepasados y anduvieron como seminómadas por todo la región , apoyados en la promesa de Dios de que un día esa tierra pertenecería a sus generaciones posteriores. Así prácticamente todo lo que conocemos sobre el origen , crecimiento, salida y posesión de una tierra procede de información del hexateuco.

PARTES HISTORICAS
Es muy difícil fijar fechas para el período de que se habla en esta temática. Las fechas que se hallan usualmente en los textos de las biblias impresas, no pertenecen al original, pues, fueron calculadas por el Arzobispo Urher en el año 1650.
EL LIBRO DE GÉNESIS
Libro de Génesis.- La palabra “génesis “ significa origen, generación o principio; se deriva de la traducción griega (Septuaginta) de la biblia hebrea. Podemos fijar dos divisiones importantes en este libro.
1. Génesis 1 al 11, tiene un grande y perenne valor por la relación que establece entre DIOS y la naturaleza. Valor que tiene un sentido más teológico ( Creacionismo ), que científico ( Evolucionismo ): Sin embargo detrás de todo la formación del Universo esta la Palabra creadora ( Bará ) de Dios y su mano formadora del hombre y demuestra en las demás narraciones que Dios no abandona a su creación ni a sus criaturas y siempre interviene en ella de una u otra manera o forma de acuerdo a las circunstancias ( La supremacía de Dios sobre el mundo ).
2. Génesis 11 y 12 en adelante establece Las relaciones de raza entre los hebreos –están indicadas en Génesis 11:10-26. Gènesis 14:1-, la fecha aproximada de su existencia es 2000 A. C. y la bajada del pueblo de Israel a Egipto habría tenido lugar en el siglo XVII A. C. Entonces la fecha más probable del Éxodo (salida de Egipto) sería el año 1125 A. C. Lo restante del libro está dedicado a las narraciones de las vidas de los tres grandes patriarcas, Abraham, Isaac, Jacob y también el hijo favorito de éste, José. El libro de Génesis termina con el descenso a Egipto .La significación religiosa de las narraciones patriarcales está revelada en la temática sobre los Patriarcas. Unas pocas palabras pueden añadirse aquí respecto a su valor histórico. La historia posterior del pueblo de Israel hace suponer que hubo una era nómada en el desarrollo de su pueblo, tal como se narraciones patriarcales son de incalculable valor como documentos históricos.
EL LIBRO DE ÉXODO
Libro de Éxodo, nos habla del periodo en Egipto: “ y los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron y fueron aumentados y corroborados en extremo y llenándose la tierra de ellos “. Éxodo 1:7. Moisés (cerca del año 1225. A. C.) En Éxodo 1:1-12:36. En Éxodo 12:37-18:27 tenemos la relación de la salida de Egipto, el trastorno de los egipcios y la marcha de los israelitas hasta llegar al Monte Sinaí. El resto del libro contiene la relación de lo sucedido en el Sinaí y una buena porción nos relata la forma como se dio la ley.El libro de Levítico pertenece, casi exclusivamente, a la literatura legal, como también una considerable parte de los libros de Números y Deuteronomio.
EL LIBRO DE NÚMEROS
El libro de Números nos cuentan las jornadas de los israelitas hasta su establecimiento en el pais situado al oriente del rio Jordan Los capitulos 11 al 19 relatan las peregrinacion de los hijos de Israel, el reconocimiento de Canaan, su negativa para entrar en la tierra prometida, el regreso al decierto y varias rebeliones. Este período se extiende desde el año segundo de la salida de Egipto hasta principios del año 49.Los capítulos 20-24 relatan los acontesimientos de los primeros diez mese del año 40, la marcha hacia Edon y la muerte de Aarón.Los capítulos 25-36 contienen mucha materia legal pero las porciones historícas nos describen el pecado de Baal-peor (cap. 25), el segundo censo (cap. 26) la matanza de los medianitas (Cáp. 31), el establecimiento en el lado oriente del Jordán (caps. 32-35).
EL LIBRO DE DEUTERONOMIO
El libro de Deuteronomio contiene principalmente discursos al pueblo y repite algunas de las leyes. Los primeros capítulos (1:1-4:49) relatan la historia de los acontecimientos desde el monte Horeb (Sinaí) hasta la llegada al Jordán; los capítulos 31:34 tratan de los últimos días de Moisés, su encargo a Josué (31-34), el canto de Moisés (32), la bendición dada por Moisés al pueblo (33) y la muerte de Moisés (34).
EL LIBRO DE JOSUÉ
El Libro de Josué. Capítulo 13 revela la repartición de la tierra entre las tribus .La segunda división da una información detallada de la repartición de la tierra entre las tribus, si bien no se posible localizar exactamente su situación. Por una parte, los límites señalados no son efectivos y en muchos casos los israelitas no fueron capaces de conquistar todo el territorio que se les señaló; por otra parte, no ha sido posible aún identificar las localidades de que se habla. En general puede tenerse una idea respecto a la ubicación de las tribus viendo el mapa sobre las discusiones triviales de las mismas.
La tercera división del libro, capítulo 23 y 24 está formada por los discursos de despedida de Josué y la relación de la muerte de Josué y de Eleazar.Un estudio cuidadoso del libro de Josué nos revela que la historia de la conquista está escrita desde dos distintos puntos de vista; el cual se refleja en los capítulo 1-12 y el otro en las breves notas esparcidas en el resto del libro.


LAS COSTUMBRES EN EL TIEMPO DE LOS PATRIARCAS DEL JUDAÍSMO

Costumbres y leyes

Las costumbres reveladas en los diferentes documentos explican cierto número de leyes y practicas patriarcales las cuales habían sido oscuras y ahora demuestran la vida patriarcal .Una restauración de Babilonia y de la Torre de Babel. La Torre, propiamente conocida como Etemenanki, “ la Casa de la Plataforma Fundamento del Cielo y de la Tierra” se comenzó en el tercer milenio a. de J.C., pero no se termino sino hasta el reinado de Nabucodonosor. La torre es una muestra del comun Ziqqurat mesopotánico, una elevada plataforma coronada por un templo, en este caso dedicado a Marduc de quien se creía que era el principal dios de la tierra. La estructura era aproximadamente de 27 metros cuadrados en la base, y tambien aproximadamente lo mismo en elevación. Tambien se muestran partes del enorme muro de la ciudad construido por Nabucodonosor el año 600 a. de J. C. En primer plano está el rio Eufrates que corre al extremo occidental de la ciudad.
La creación y el diluvio
Es también hecho significativo que las tradiciones hebreas acerca de la creación y del diluvio (Gén. 1-11), contengan muchas remembranzas de relatos semejantes del pueblo mesopotámico, mientras nada recuerdan de la literatura cananea o egipcia. En el caso de la creación y del huerto de Edén las semejanzas son superficiales. Aunque las opiniones en relación con la estructura del mundo sean esencialmente semejantes, (el firmamento o cielo etcétera), el refinamiento producido por la pureza de la fe israelita fija un gran golfo entre los relatos del Antiguo Testamento y las burdas tradiciones paganas de Babilonia. Lo mismo es cierto en relación con el diluvio, pero en este caso los paralelos con los documentos babilonios (que a su vez se basan en fuentes sumerias del tercer milenio) son tan estrechos que debe existir alguna relación entre ellos. Sin embargo, el arca, según la tradición babilonica, varó en los montes Zagros al oriente y al norte de Babilonia, mientras según el Antiguo Testamento reposó en los montes Ararat (hoy Armenia; Gén. 8:4), otra indicación de la influencia de la Mesopotamia septentrional sobre Israel o el conocimiento y parecida tradición oral de los habitantes de una misma región geográfica, cultural e histórica en un tiempo determinado.
Por lo tanto lo dicho anteriormente seria una respuesta al preguntarse por qué el país que estaba más lejos de Israel tuvo mayor influencia sobre su pensamiento acerca de los primeros días de la vida del hombre sobre la tierra. En la actualidad casi la unica explicación posible es que las líneas esenciales de los relatos de la creación, del huerto del Edén, del diluvio, de Nimrod (Gén. 10:8 y sigs.) y de la Torre de Babel (Gén. 11), fueron traídos de su patria, Harán, por los mismos patriarcas. Alguna vez se pénso que los cananeos obraron como intermediarios entre Israel y Mesopotamia, pero desde la recuperación de la literatura ugarítica, esta opinión ha llegado a ser difícilmente sostenible.
La torre de Babel
La narración relativa a la Torre de Babel debe haber surgido en una epoco cuando Babilonia y su gran templo torre florecían y eran bien conocidos: esto es, entre los siglos dieciocho y dieciseis a. de J. C., antes de que la ciudad fuese destruida por los heteos. Por tanto, el relato de la Torre ofrece la época aproximada, mientras el del diluvio indica que tratamos no con una edición babilónica, sino con una de Mesopotamia septentrional.
Naturaleza de la religión de Abraham
Desdichadamente hace falta conocimiento preciso acerca de la naturaleza de la religión de Abrabam; pero cierto número de características se han clasificado. Particularmente es importante el hecho aparente de que el nombre del Dios de la familia patriarcal fue “El Shaddai” (Ex. 6:2, 3; Gén. 17:1). Esta expresión se ha traducido como “Dios Omnipotente”; en realidad Shaddai es una palabra mesopotámica que significa “ El del Monte “ nueva evidencia de la conexión de los patriarcas con el norte de Mesopotamia. Este era el hombre del “ Dios de los Padres”, a quien las sucesivas generaciones patriarcales deliberadamente escogieron como su deidad. La relación entre la familia y su Dios escogido era muy estrecha, de modo que se le mencionaba como “padre”, “hermano”, “pariente”, y era considerado como verdadero mienbro del grupo. Cuando se hacían tratados o pactos, era él la tercera persona que sellaba el acuerdo y hacía que se cumpliera bendición de Mizpa ( Gén. 31:49). Estos factores desempeñaron una parte prominente en la religión posterior de Israel, en que continuaron las mismas estrechas relaciones entre Dios y el pueblo y se simbolizaban en un pacto especial de relaciones libremente convenido por Dios e Israel en el monte Sinaí (Ex.24). Asi la religión patriarcal representó un importante papel en la religión posterior de Israel y fue un factor central para distinguirlo del indigno culto cananeo de naturaleza politeísta.Estos dominadores, a quienes los egipcios desechaban y tenían entre ojos, edificaron un poderoso imperio que incluía a Palestina y a Siria.
Se han encontrado en comarcas tan apartadas como Creta y Mesopotamia, objetos pertenecientes a uno de estos reyes. La evidencia reciente indica que la mayoría, si no todos los hiksos, era de tronco semítico occidental; esto es, canancos. Siria-Palestina, la petria de estos pueblos, disfrutoó de un periodo de gran prosperidad durante la época en que estuvieron en el poder. La población aumentó durante siglo y medio de paz; y pueden observarse grandes progresos en las artes y en la industria. Los hiksos evidentemente fueron capaces de conquistar a Egipto por la introducción de una nueva arma de guerra: el caballo y el carro. Se construyeron grandes corrales de tierra para los carros en numerosos lugares de Siria-Palestina y en el Delta Egipcio. En Siquem y Jericó, en Palestina, se levantaron tremendas fortificaciones y el país se organizó en un sistema feudal de ciudad-estado.
El periodo de los hiksos en Egipto
El periodo de los hiksos es de particular interes para el estudiante del antiguo testamento, porque varias linias de evidencia sugieren que fue durante este tiempo, probablemente no muy lejos de 1700 a. de j. C., cuando jose llego al poder en egipto. En el relato del Genesis es evidente que la corte del faraon no estaba lejos de Gosen (Gén.46:28 y sigs). Esto significa que la capital egipcia en ese tiempo estaba en la region del Delta. Aquí es precisamente en donde estuvo durante el periodo de los hiksos , ya que tanto antes como despues de los hiksos los faraones egipcios utilizaron como su capital, a la ciudad de Tebas en el alto Egipto. Por lo tanto si la familia de Jacob llego a Egipto antes o despues de la epoca de los hiksos, no estariamos en posibilidad de explicar la obvia conclusion del Genesis relativa a la situacion de la capital, a menos, por supuesto, que supongamos que a este respecto el libro este equivocado. Ademas, en Exodo 12 ; 40 se afirma que “El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años . Puesto que es casi cierto que el éxodo de egipto bajo la direcion de moisés se realizo poco después 1 300 a. de j. C. (véase hexateuco) volvemos acerca de 1700 a. de J. C. Para la fecha de José. Esta y otras evidencias sugieren que la pertenencia de Israel coménzo en un tiempo en que los extranjeros cananeos gobernaban a Egipto así se explica la elevación de un extranjero como José.Los títulos “ jefe de los coperos” y “ jefe de los panaderos” (Gén. 40:2) son los de los oficiales palaciegos mencionados en los escritos egipcios . Los sueños eran considerados por los egipcios como extremadamente importantes.
El natalicio del Faraón
El natalicio del Faraón era ocasión para festarse, y posiblemente para la libertad de los prisioneros (véase Génesis 40:20). Sabemos tambien que los magos abundaban en Egipto (véase. Gén. 41:8), que los pastores asiaticos eran ciertamente “abuminación para los egipcios” (46: 34; 43: 32), que habían ocurrido siete años de hambre en egipcio, que la duración de 110 años de la vida de José (50:22) era la longitud tradiccional de una vida feliz y prospera, según los escritos egipcios, y que el embalsamiento o modificación de Jacob y José (50: 2, 26) era la forma egipcia acostumbrada de preparar los cuerpos de personajes importantes para su sepultura.
El primer ministro de Egipto
Potifar hizo a José “mayordomo de su casa” (Gén. 39:4), título que es una traducción directa de un oficio en la casa de los grandes nobles egipcios. Faraón le dio un puesto con título semejante en la administración del reino (41:40), función que correspondía exactamente al puesto de primer ministro, o visir de Egipto, que era el funcionario principal del pais, segundo del Faraón en el poder. Los regalos del Faraón a Jose despues de su llegada al poder estarian muy de acuerdo con la costumbre egipcia: “entonces Faraón quito su anillo de su mano, y lo puso en la mano de Jose, y lo hizo vestir de ropas de lino finisimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en segundo carro, y pregonaro delante de el: ¡Doblad la rodilla!” ( 41: 42, 43). En egipto habia tambien un empleo de “superintendente de los graneros”. Este era especialmente importante, puesto que la estabilidad del pais descansaba en sus cereales. A causa del hambre que se aproximaba, José pudo haber desempeñado las funciones de este oficio ademas de sus deberes como primer ministro. Dos escritos egipcios indican que era costumbre de los funcionarios de la frontera el permitir a la gente de Palestina y Sinai, entrar en esta parte de egipto durante las epocas dificiles.
La familia de José en Egipto
Uno, de fecha aproximadamente 1350 a. de J. C., se escribio por un funcionario de la frontera al faraón, diciendoles que uno de esos grupos “que no sabian como vivirian, ha venido rogando que les des un hogar en el dominio del Faraón…, conforme al modo de los padres de tus padres (del Faraón) desde el principio…” la familia de Jacob era en numero de setenta (Gen. 46:22, 27). En un grabado se muestras a una parte de la familia asiatica de Absa, cuando llegaba a Egitpo por 1900 a. de J.C. esta familia era en numero de treinta y siete; y durante el curso de los siglos posteriores muchas familias deben haber sido admitidas en el pais. Por tanto, poco extraña que no se haya conservado en escritos egipcios ningun informe acerca de Jacob.
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Halel.Roberto Fonseca Murillo presenta una visión del contexto histórico de las sagradas escrituras y el Israel Bíblico. .

Bienvenido al Contexto del Judío y El Judaísmo Halel QUMRÁN :"La Historia es una sola que se entré teje con la economía , cultura, creencias y política y Di- la tiene el hueco de su Mano como la describe El Profeta Daniel ..y tú eres uno de sus dedos ..!
El judío es probablemente una creación del exilio, y aparece en la historia en tiempo de la restauración. Para Josefo :"Este es el nombre con el cual fueron llamados desde el día que subieron de Babilonia"(Antig.II:5) Ocupo su antigua tierra prometida, pero "el Judaísmo creció como una cosa nueva en viejo suelo ". El nombre de Judío es una modificación del antiguo nombre tribal "Judá", transliterado a través del griego al español. Se aplica a aquellos que regresaron de Babilonia en la restauración.
JHV: Haga Resplandecer su Rostro sobre ti, Tenga de ti Miserícordia; Alcé Sobre ti su Rostro, Y ponga en ti Paz. Num.6.24-26

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