El lenguaje en su forma escrita y oral es la herramienta básica para transmitir una sabiduría. Por dicha razón nos es imposible entender el judaísmo sin el conocimiento del real significado de los conceptos y códigos que transmiten esta Sabiduría.
La Sabiduría de Israel está compuesta por la tradición escrita/Torá shevijtáv y la tradición oral / Torá shevealpé las cuales, en su conjunto, conforman el conocimiento judío.
La Torá de Israel, nuestra Sabiduría y tradición, se puede comparar a un gran prado con frondosos árboles, fuertes ramas y profundas raíces a través de las cuales extraen su vitalidad. Para que dichos árboles den su fruto, es preciso una elaboración en la que participen todos los elementos de nuestro prado.
La semilla puesta en la tierra debe recibir luz y agua para, finalmente, dar su fruto.
Nos relata nuestra tradición que el hombre se compara a un árbol del campo.
Para que el hombre pueda recibir, es necesario que transforme la materia prima del mundo mediante su trabajo. En el mundo no hay edificios ya hechos, sino que debemos construirlos; para comer pan debemos plantar, cosechar y luego hornear, etc.
El Kadósh Barúj Hú nos dio los elementos básicos para poder completar la Creación. El Kadósh Barúj Hú nos dio la Torá, el plano, pero para extraer la Sabiduría contenida en la Torá debemos esforzarnos y extraer de nuestro interior, ayudados por la Torá, los frutos. Cuando la Torá no es trabajada y estudiada, es como quien tiene la semilla, la tierra y el agua, ya que todo está en potencia, pero para comer pan hace falta el trabajo del hombre. Y, a su vez, para que todos coman hace falta enseñar a arar, plantar, cosechar, hornear y saber dar.
El vocablo prado, en hebreo pardés (), alude al prado de la Sabiduría, dado que las iniciales de dicha palabra conforman las cuatro perspectivas a través de las cuales entendemos la Torá.
La primera inicial () se refiere al pshat.
Pshat caracteriza lo simple, es el relato literal de la Torá. Es exactamente lo que leemos o escuchamos sin segundas intenciones. Es la raíz de todas las formas de percepción.
La segunda inicial () alude al remez.
Remez nos indica una insinuación. No tiene una diferencia substancial con el pshat, mas revela lo interior de él. El remez le da una dimensión más profunda al relato ya que los personajes, las situaciones y todos los detalles presentados por la Torá, inclusive las letras, nos transmiten una enseñanza siempre actual. En el pshat las ideas son expresadas en forma directa, detallada y explícita mientras que en el remez son mencionadas por la senda invisible de la insinuación, y, el entendedor ... entiende.
Estos dos caminos de entendimiento "cuidan" el interior de la Torá, ya que ocultan más de lo que revelan. Al entrar al laboratorio de un gran científico, sin el conocimiento de los códigos de su ciencia, poco y nada entenderemos a pesar de tener todo frente a nuestros ojos.
La tercer inicial () nos indica el drash.
Drash proviene del verbo exigir. Esta lectura encierra una búsqueda en la cual el hombre exige un significado más profundo del texto que en las anteriores perspectivas.
La última inicial del pardés () nos indica el sod.
Sod significa secreto. El Zóhar [*], uno de los libros más importantes de la Sabiduría de la Kabalá, define al sod como causa, ya que quien conoce la causa conoce la consecuencia, es decir el "secreto"
Mientras el pshat y el remez son para el principiante en cierto modo pasivos, el drash y el sod son decididamente activos; provienen de un imperativo totalmente conciente de la voluntad.
Cada una de estas perspectivas, a través de las cuales la Torá se expresa y manifiesta, no indica un cambio en la esencia interior de la Torá, sino en la forma en la que se presenta ante nuestra percepción y entendimiento.
El Rab Ashlag nos explica que, del mismo modo en que una persona se viste para presentarse ante el público, la Torá se "reviste" con diferentes "ropajes" para que los hombres puedan acercarse a ella gradualmente, haciéndola parte de sus vidas.
El entendimiento integral de la Torá requiere una visión que sintetice la Sabiduría en una sola y única visión, como si observáramos un mismo acontecimiento desde todos los ángulos posibles al mismo tiempo.
Cada una de las perspectivas del pardés es imprescindible para que nuestra comprensión de la Sabiduría sea plena. Al ser el sod la causa las incluye a todas, ya que cuando comprendo el significado interior tomo conciencia de los objetivos y comienzo a percibir el orden en el cual cada aspecto cumple su funcion.
[*] El libro del Zohar recoge la Sabiduría Interior de Israel, la Kabalá, transmitida por los Sabios de la mishná (compilación de la tradición oral de Israel) hasta el tanaíta Rabí Shimón Bar Yojai, siglo II de la e.c.. El término zohar implica dos aspectos: brillo y esplendor (de la plenitud de la Luz); y también cuidado y advertencia (lehizahér), ya que para recibir y transmitir Luz es necesario un sumo cuidado en nuestros actos e intenciones.