Bienvenido a QUMRÁN.Ser Judío no es pertenecer a una religión, es una misma forma de vida ante Di- y ante los demás...¡. . Los agravios que no se ventilan empeoran, y la supresión de identidad tribal y religiosa puede llevar a la violencia.. Somos una fuente de información con formato y estilo; Es evidente que, impresionantes números de personas mueren repetidamente cuando depositan su confianza en mentiras y mentirosos. Y casi siempre los mentirosos en el poder se encuentran en situaciones difíciles como consecuencia de su gran caso omiso de los hechos.....Laura Knight-Jadczyk

sábado, julio 14, 2007

LAS CONSECUENCIAS DE AÑOS DE OCUPACION ISRAELÍE






Una sociedad donde los valores del trabajo, la humildad y la solidaridad se imponían frente a la avidez y al egoísmo, donde todo el mundo se conocía, y –sobre todo– donde nadie ocupaba territorios. Evidentemente, es pura ilusión. En 1966, el año que precedió a la ocupación, el desempleo había alcanzado la cifra récord del 10%, la economía estaba en fuerte recesión y por primera vez en la historia del país eran más los israelíes que partían que los nuevos inmigrantes que llegaban a instalarse. Para colmo, ese mismo año, los 400.000 árabes israelíes que no habían abandonado sus pueblos durante la guerra de 1948 fueron liberados del "gobierno militar" (1). Pero su situación siguió siendo crítica, pues se continuó confiscándoles sus tierras para construir nuevos poblados judíos.
Israel superpotencia militar
A partir de la Guerra de los Seis Días, Israel pasó a ser considerada una superpotencia militar regional, e incluso internacional. Pero es menos conocido lo que la guerra modificó particularmente en la economía del país.
Comenzó una era de prosperidad, terminó la recesión y bajó notablemente el desempleo. Cuarenta años después, Israel es otro país.
Mientras que en 1967 el PBI por habitante alcanzaba apenas a 1.500 dólares, en 2006 llegó a 24.000 dólares, lo que colocó a Israel en el vigésimo tercer lugar en el Informe sobre el Desarrollo Humano 2005 realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Además, en cuatro décadas, más de un millón y medio de judíos se instalaron en el país, con. lo que la población judía total pasó de 2,4 millones a 5,5 millones. Se entiende entonces por qué muchos ciudadanos israelíes ven la Guerra de los Seis Días como un momento decisivo en la exitosa historia del país.
Para otros, en cambio, 1967 fue la causa de todos los males. Teóricamente, la aplastante victoria de las fuerzas de defensa israelíes frente a los tres ejércitos más poderosos del mundo árabe –los de Egipto, Jordania y Siria– hubiera debido tranquilizar a los israelíes y darles un sentimiento de seguridad. Pero no fue así. Israel no es para nada un lugar seguro, y desde 1967 el país vivió otros seis conflictos: la guerra de desgaste a lo largo del canal de Suez (1968–1970), la guerra del Kipur (1973), las dos "intifadas" (1987–1993 y 2000–2005), Y las guerras del Líbano (1982 y 2006). En esos enfrentamientos perdieron la vida unos 5.000 israelíes y cerca de 50.000 árabes: egipcios, sirios, libaneses y, por supuesto, palestinos. En síntesis, Israel aún no cerró el séptimo día de la Guerra de Seis Días.
Sin claras victorias
La dificultad para el país no es sólo que el conflicto perdura, sino que el Ejército ya no sale victorioso. El general retirado Dov Tamari, devenido historiador, subrayó apenas concluyeron los acontecimientos del Líbano del verano boreal de 2006, que la guerra de 1967 había sido la última victoria indiscutible. En su opinión, todos los otros enfrentamientos culminaron en una retirada o en una derrota. Y, cada vez, Tel Aviv tuvo que hacer importantes concesiones. Así, la guerra de 1973 provocó la retirada total del Sinaí, en conformidad con los acuerdos firmadas con Egipto en 1979. La primera Intifada concluyó con los acuerdos de Oslo, en 1993; la invasión del Líbano de 1982 terminó con una retirada incondicional en 2000. Por su parte, la segunda Intifada favoreció el desmantelamiento de las colonias judías de la Franja de Gaza, hace cerca de dos años.
¡Y qué decir de la última guerra del Líbano! Durante un cierto tiempo la clase política se mostró triunfalista, pero sólo el 20% de los israelíes estima que fue una victoria, según un estudio publicado por Haaretz una semana antes del fin del conflicto. Esa dificultad en obtener una victoria clara explica sin dudas por qué un veterano de la política israelí confesó recientemente –bajo pedido de anonimato–– que no es seguro que Israel aún exista dentro de veinte años. En lugar de disipar los temores, estos cuarenta años de ocupación sólo sirvieron para acentuarlos.
¿En qué momento las cosas dejaron de funcionar? Es algo que viene de lejos. El general Moshe Dayan, el más eminente responsable político de la época, luego del triunfo de 1967 pronunció una fTase célebre: "Esperamos una llamada telefónica de los árabes". Quería hacer creer que luego de esa llamada Israel se retiraría de los territorios ocupados –el Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania y el Golán– a cambio de acuerdos de paz con el mundo árabe. El historiador Tom Segev, en su libro 1967 (2), demuestra que esa no era verdaderamente la intención del gobierno israelí. Sin embargo, así fue percibida la posición de Israel en el mundo.
En la misma época, Israel inició un proceso que hizo muy difícil, si no imposible, cualquier acuerdo basado en el intercambio de territorios contra la paz. Antes de terminar 1967 el primer ministro laborista Levi Eshkol, considerado una "paloma", permitió que los primeros colonos se instalaran en Cisjordania (en Kfar Etzion).
El ministro de Defensa, Moshe Dayan, ordenó destruir las ciudades y pueblos sirios de las alturas del Golán ocupado, para construir una colonia israelí sobre las ruinas de la ciudad siria de Kuneitra. Y a comienzos de 1968 se autorizó a los israelíes a vivir en el centro de la ciudad ocupada de Hebron.
Los palestinos tiene prohivido vivir
Cuarenta años más tarde se ven los resultados: el centro de Hebron se convirtió en una ciudad fantasma donde los palestinos tienen prohibido vivir, pasear o hacer las compras; y todo eso para dejar el lugar libre a unos 500 colonos judíos. No es casualidad que el primer atentado suicida se haya producido en Hebron: en 1994 Baruch Goldstein asesinó a 39 musulmanes dentro de la mezquita de Abraham, en la Tumba de los Patriarcas.
Basta mirar un mapa para comprender que las colonias en Cisjordania fueron construidas siguiendo un plan establecido para aislar a las comunidades palestinas entre ellas y para crear una continuidad entre las colonias judías y el territorio del Estado de Israel previo a 1967. Además se edificaron instalaciones en tomo de los barrios árabes de Jerusalén, para separar la parte oriental de esa ciudad de los poblados palestinos vecinos, y luego en el valle del Jordán, para separar de Jordania la margen oeste del río. Se construyeron rutas a lo largo de las colonias, en el corazón de Cisjordania, para separar Naplús de Ramallah o Kalkilya de Tulkarem.
La trampa de las colonias
Ariel Sharon, gran arquitecto de la colonización, declaró abiertamente en 1975 que su objetivo era impedir la creación de una entidad palestina. Esa estrategia, apoyada durante años por todos los gobiernos –tanto de derecha como de izquierda–logró su objetivo.
Más de 250.000 israelíes viven actualmente en cientos de colonias en Cisjordania, sin contar los 200.000 habitantes de las nuevas aglomeraciones construidas en la Jerusalén ocupada. Su gran número logró incluso modificar la posición de la clase política al respecto: hoy en día, salvo las formaciones árabes y el Partido Comunista, todos los responsables israelíes –de Yossi Beilin a Ami Ayalon, y de Ehud Olmert a Tsipi Livni– consideran que la incorporación de los "bloques de colonias" debe ser parte integrante de cualquier acuerdo de paz. El trazado del famoso muro de separación está dirigido a incorporarlas a Israel.
Lo que resulta extraño es que esos mismos dirigentes, incluso Ariel Sharon antes de su ataque cerebral, reconocen hoy en día en privado –y a veces públicamente– que las colonias constituyen el principal obstáculo para la firma de un acuerdo de paz con los palestinos y con el conjunto del mundo árabe.
Israel es una especie de víctima de ese monstruo que construyó durante cuarenta años de ocupación. Le resulta imposible absorber esas colonias sin anexar la margen oeste del Jordán, un paso que incluso los gobiernos de derecha más extremista se han negado a dar a causa de sus implicaciones a nivel internacional, jurídico y sobre todo demográfico, pues la diferencia en la tasa de natalidad indica que el "Gran Israel" tendría en poco tiempo una mayoría palestina. Pero tampoco puede deshacerse de esas colonias, en la medida en que ellas aparecen como un elemento inseparable de la sociedad israelí.
Lacolonización se convirtió en una trampa.
Cabe preguntarse si Israel cayó voluntariamente en esa trampa. ¿Se acostumbró a la ocupación al punto de no poder vivir sin ella? Desde hace cuarenta años vivimos en una sociedad basada en privilegios. Es cierto que ya antes de la Guerra de los Seis Días los nuevos inmigrantes provenientes de países árabes gozaban de derechos inferiores a los de los judíos llegados de Europa. Y los palestinos que vivían en Israel estaban aun en peores condiciones. Pero luego de 1967 el Estado instauró un sistema oficial de discriminación: privó de sus derechos políticos al millón de palestinos que residían en 1967 en Cisjordania y en la Franja de Gaza (actualmente son 3,5 millones) cuya vida, en todos los aspectos, fue puesta bajo el control de los comandantes militares.
Es por eso que en estas cuatro décadas las relaciones entre los israelíes y los palestinos que viven bajo la ocupación se deterioraron profundamente. Pero los israelíes consideran totalmente normal una situación en la que unos gozan de todos los derechos mientras que los otros se ven privados de ellos.
Las restricciones cada vez más importantes que se les imponen a los palestinos para moverse libremente, el hecho de que 16s israelíes sólo los frecuentan en Cisjordania cuando son enviados allí como soldados, nó han hecho más que acentuar esas diferencias.
Un país desigual
Uno de los más profundos cambios registrados por la sociedad israelí luego de 1967 fue su rápida transformación en una sociedad capitalista moderna. Las grandes obras iniciadas luego de la guerra generaron una poderosa clase empresaria, que pudo explotar la mano de obra barata de los territorios ocupados. Miles de millones de dólares (desde 1973, Estados Unidos otorga 3.000 millones anuales a Israel como ayuda militar), fueron dedicados ala alta tecnología militar más eficaz, lo que transformó al país en una superpotencia de la hi–tech.
Paralelamente, a causa del sistema de privilegios instaurado por la ocupación, la sociedad se fue dividiendo de manera profunda y progresiva. En 1967 más del 80% de la fuerza de trabajo dependía de un sindicato único que controlaba un tercio de la economía nacional. Los kibbutzim gozaban aún de una gran consideración. Actualmente, con menos del 25% de trabajadores sindicalizados, la israelí es una de las sociedades más injustas del mundo occidental: según el índice Gini, que mide las desigualdades sociales, el Estado hebreo ocupa el lugar número 62, uno de los peores resultados entre las economías avanzadas (3). Dieciocho familias controlan el 75% de la economía. Esta situación se debe en parte a la Guerra de los Seis Días.
Otras consecuencias importantes
Se pueden mencionar otras consecuencias importantes. A partir de 1967 el conflicto árabe–israelí pasó a ocupar un lugar preponderante en la escena internacional. Israel sacó provecho de esa situación, pues a ella se deben sus excelentes relaciones con Estados Unidos, su papel eminente a nivel internacional, su poderío militar y su prosperidad.
Al igual que el hecho de que la Liga Árabe, después de haberse negado a cualquier negociación luego de la Guerra de los Seis Días, ahora le proponga firmar una paz global con todos los países árabes. '
Pero 1967 produjo también consecuencias muy negativas. Si Israel se ganó ese lugar privilegiado en Occidente, es por ser considerado un "frente sangriento" (bleeding front) entre Occidente y Oriente, entre la civilización judeo–cristiana" –extraña invención, si se tiene en cuenta la historia de ambas religiones– y la civilización musulmana. Luego de los atentados del 11 de septiembre, esa visión se extendió ampliamente en Israel, mucho más allá de la derecha religiosa, para la cual, desde 1967, la colonización en tierra de Israel obedece a una voluntad divina. Esto transformó el conflicto árabe–israelí, en un principio territorial, y por lo tanto político, en un enfrentamiento cultural y religioso.
El viceprimer ministro y jefe del partido Israel Beitenou (Israel Nuestra Casa) que preconiza "la transferencia de los palestinos" de Israel y de los territorios ocupados, declaró al diario Haaretz que Israel era un puesto de vanguardia del mundo libre" (4).
Todo eso puede explicar el sentimiento de apocalipsis que se apoderó de muchos sectores de la sociedad israelí luego del conflicto del Líbano, en el verano boreal pasado. En la medida en que se presenta a HezboIlah como el brazo armado de Irán, ya la República islámica como la promotora de esa guerra de civilizaciones, el fracaso del ejército israelí–a pesar de ser poderoso y ultrasofisticado frente a algunos miles de combatientes chiitas supuestamente mal entrenados, representó un traumatismo.
Muchas personas percibieron el hecho de que miles de cohetes fueran lanzados sobre el norte de Israel durante un mes, sin que el ejército lograra impedirlo, como un signo de que nosotros, los israelíes, somos indeseables en la región y que a largo plazo podemos ser derrotados por el gigante musulmán.
En síntesis, esos cuarenta años terminaron paralizando a la sociedad, al punto que sus dirigentes ya no tienen el coraje de buscar una real solución al conflicto. La ocupación acabó invadiendo a Israel.
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Notas

Meron Rapoport es periodista del diario Haaretz de Tel Aviv.
1.– Ese "gobierno" los obligaba a respetar el toque de queda. a solicitar permisos de viaje. a padecer confinamiento. y favoreció la colonización judía por medio de la confiscación de tierras árabes.
Ese "gobierno" los obligaba a respetar el toque de queda. a solicitar permisos de viaje. a padecer confinamiento. y favoreció la colonización judía por medio de la confiscación de tierras árabes.
2.– Tom Segev. 1967. Keter, Jerusalén. 2007.
3.– Para el índice Gini, 0 representa fa perfecta igualdad. En 2006, Israel obtuvo 39.2 contra 36 el Reino Unido. 32.7 Francia, 28.3 Alemania... y 40,8 Estados Unidos.
3.– Para el índice Gini, 0 Ese "gobierno" los obligaba a respetar el toque de queda. a solicitar permisos de viaje. a padecer confinamiento. y favoreció la colonización judía por medio de la confiscación de tierras árabes.

Artículo tomado de la web de la revista Socialismo o Barbarie (
www.socialismo-o-barbarie.org)

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Michel Warshawski
10.07.2007. Medio Oriente
Palestina. La crisis de Gaza: "Made in Israel”








viernes, julio 13, 2007

REFLEXIONES TEOLÓGICAS EN EL PRIMITIVO JUDAÍSMO

Reflexiones teológicas en el primitivo Judaísmo
En la literatura del primitivo judaísmo se encuentra una inclinación hacia la reflexión teológica, con cierto grado de sofisticación del pensamiento, ausente en el primitivo Israel. Se habían esparcido nuevas ideas y nuevas rutas del pensamiento, las cuales indudablemente marcaron su huella.
EL MONOTEISMO:El Gobierno y la Providencia Divina.
En el judaísmo el monoteísmo se resalto en todo momento, Las profecías contra los ídolos dieron sus frutos y la Ley dio su marca definitiva. Por sobre toda deficiencia la religión de la Ley era fuertemente monoteísta; no estableció ninguna clase de concesión con la idolatría y miraba a los dioses paganos con mofa ( Sal. 135, 12-21 ). A juzgar por la literatura del período del segundo templo, la idolatría pronto dejo de ser un problema dentro de la comunidad judía. Aunque se reprende a los judíos de toda clase de pecados morales y sociales, y aunque de denuncia permanentemente la obligación de guardar la Ley., permanecen ausente las acusaciones de idolatría. Los cultos paganos no se permiten en la restauración de judá; Los irrealitas que participan en ella no son reconocidos como judíos. Los judíos podrían dedicarse a la astrología o creer en la magia, pero nunca adorar a los ídolos. En los tiempos en que la idolatría quiso ser problema creado por los Seléucidas, los judíos ya habían ganado la batalla internamente. Aunque los judíos apostataran individualmente, el judaísmo como judaísmo no podía comulgar con los ídolos, como la había hecho la religión oficial en el antiguo Israel. En la ocasión presentada por Antíoco Epifanes cuando erigió varios montes para la idolatría, e incluso profano el templo de Jerusalén, la lucha y la valentía con que se resistió demuestra que el monoteísmo judío era contumaz. Además cuando se introducían las corrientes dualistas, éstas no pudieron establecerse permanentemente, porque en el Judaísmo había lugar solamente para un poder supremo, soberano sobre toda la creación. El Judaísmo afirmaba permanentemente que todo lo creado estaban bajo el gobierno y la providencia Divina, el cual es todopoderoso y justo, y sus caminos son inescrutables (Eclo. 18, 1-14; 39, 12-21; 43, 1-33). El gobierna de acuerdo con su Ley, la cual es eternamente válida, incambiable y segura (passim); según esta Ley recompensa a cada uno según sus méritos (Eclo. 35,12-20; 39, 22-27 ). Todos los hechos suceden dentro de su presciencia (Eclo. 42, 18-21) y son guiados hacia su consumación en conformidad con sus eternos designios. El Judaísmo alcanza combinar el pensamiento de la predestinación con la noción de que cada individuo es, al mismo tiempo eternamente responsable de sus decisiones (Eclo. 15, 11-20). La especulación referente a los divinos misterios alcanza un notable desarrollo especialmente al final del período actual. Aunque los judíos de mentalidad renovada anunciaban que los caminos de Dios eran inescrutables ( Ecles. 3, 11; 5, 2; 8 , 16 SS.; Eclo. 3, 21- 24 ), existían otros círculos con gran tendencia escatológica, que estaban sumamente interesados por ellas(ver libro de los Jubileos ): Así el libro esta interesado en acomodar la historia a los esquemas organizados según los sábados de los años, mientras que el Apocalipsis de las semanas (I Hen. 93, 1-14; 91, 12-17 ) divide en diez semanas el progreso de los hechos históricos desde la creación hasta el juicio ( obsérvese los períodos del mundo en el libro de Daniel ). Ángeles e Intermediarios y la pronunciación del nombre de D- Además de producirse una forma de hablar de Dios y con Dios en términos antropomórficos (asignándole figuras de hombre), emerge una acentuación de hablar de los ángeles y su papel de intermediarios, entrando en un contacto con los asuntos humanos, como también la abstención de pronunciar el nombre divino (no se sabe con seguridad cuando dejó de pronunciarse el nombre YAHVÉH), pero parece que para el siglo III hubo una prevención general contra esta pronunciación. Para remplazarla se apelo a sin número de nombres p. e. Se le llamaba Dios como Señor; o Dios del Cielo, o Rey del Cielo ( Tob. 10,11; 13,7 ), o simplemente Cielo ( I Mac. 3, 18ss.; 4, 40 ); Señor de los espíritus ( I Hen. 60, 6, ss ), Principio de los Días ( I Hen. 60, 2 ; Dn. 7, 9,13 ), La Gran Gloria ( I Hen. 14, 20 ), y más. A medida que Dios era elevado por encima de todo contacto se asignaba un papel más importante a sus ángeles. Existe una minuciosa angelología, se pensaba en Yahvé rodeado de sus servidores celestiales; pero el judaísmo lo expreso de una manera mejor. Los ángeles aparecen como personas específicas, con sus nombres. Aparece repetidamente (Tob. 3, 17; 5, 4 ; Dn. 8, 16; 10, 13 ) cuatro arcángeles ( Miguel, Gabriel, Rafael, y Uriel ). Parece que más su número era siete; I Hen. Cáp. 20 enumera siete, cada uno con una designación diferente, los llama <> ( Dn. 4, 13, 17, 23, ). Debajo de los arcángeles había una completa jerarquía de ángeles-<<>> ( I Hen. 60, 1 )- a través de los cuales lleva Dios a cabo sus relaciones con los hombres.
El Problema del Mal y la Justicia Divina.
El problema del mal y su relación con la justicia divina fue muy agudo en particular desde el exilio en adelante. La humillación nacional y los sufrimientos individuales de muchos israelitas demandaban una explicación. En el primitivo Israel se pensaba que el mal era un castigo por el pecado, y con esta creencia explicaban los profetas la caída de la nación, en ocasiones se aconsejo a Israel aceptar sus sufrimientos como parte del plan redentor de Yahvé. Se demandaba una piedad humilde y sumisa, la rectitud hacia un bienestar material en esta vida. El problema del mundo antiguo al respecto es dado en el libro de Job, También los humildes lo conocían y se lamentaban Ml. 2, 17; 8, 3, 14 ). Otros vieron en sus sufrimientos una enseñanza o una prueba y se lo agradecían a Dios ( Sal. 119, 65-72 ; Prov. 3, 11ss ). Los judíos sabían que el justo sufre con frecuencia, y esto Antíoco se los recordó. Los hechos de experiencia ponían a prueba la teodicea ortodoxa. Los libros como el Cojélet (Eclesiastés), y de Ben Sirac (Eclesiástico), pedían no atormentarse con las cosas que escapaban a su alcance, el problema para muchos continua vigente.
EL PERIODO POSEXILICO:Satán el Autor del mal
En el período postexílico se desarrolla la inclinación a atribuir el mal a Satán. La figura de Satán desarrollaba la antigua noción del demandante angélico o acusador, cuya función consistía en actuar como <> en la corte celestial ( I R 22, 19-23 ); las primeras veces que aparece ( Job caps. 1 y 2; Zac. Cap. 3 ), Satán no es un nombre propio, sino <<>> ( adversario ). Más tarde aparece como ser angélico que induce a los hombres al mal ( I Cr. 21, 1 y II S 24, 1 ), y todavía después como el príncipe de los invisibles poderes opuestos a Dios ( así en Jub., pero especialmente en los Test. Del Patr. ). Llamado Satán o Mastema o Beldar (Belial). Aliados a Satán estaban las huestedes de los ángeles caídos (llamados <<>> en Jud., I Hen. Y Test. Patr. ). Algunos con personalidades concretas, y con sus nombres propios. La función de estos ángeles caídos era el de tentar a los hombres e inducirlos al mal, y oponerse a los designios de Dios.( Jub. passim ). Aparecen las tendencias dualistas y se enfrentan a Dios con Beldar, a la luz con las tinieblas, el espíritu del odio con el espíritu del amor (Test. Levi, Cáp. 19). Dos caminos se presentan al hombre: andar por el camino recto, bajo el gobierno de Dios. O por el sendero perverso, bajo el gobierno de Beldar (Tes. de Aser. Cáp. 1). En el círculo de las sectas como lo demuestran los textos del Qumrán y la literatura juanina como en la paulina en el cristianismo se evidencia lo anteriormente anotado. La justicia Divina: Juicio y Sentencia después de la muerte. El primitivo judaísmo ofrece clara evidencias de una creciente creencia en la resurrección de los muertos, de lo cual no existe testimonio en la literatura israelita preexílica. El primitivo Israel es necesario saber tenia una serie de creencias referentes a la veneración de los espíritus de los muertos, la adivinación y cosas parecidas. Y aunque estas fueron drásticamente suprimidas por la posición profética por involucrar elementos contrarios al yahveismo formal es lo más probable que permanecieron en las creencias populares soterradamente, y sirvieron para abonar a la revelación sobre la vida más allá de la muerte, acompañada de las recompensas o castigos. De toda forma la idea de la resurrección se va haciendo evidente en la literatura bíblica posterior, y hacia el segundo siglo era una creencia bien definida. Las indicaciones sobre esta creencia en el Antiguo Testamento son escasas y en su mayoría ambiguas. Algunas se pueden encontrar en algunos salmos (sal. 49, 14 ssg.; 73, 23-25 entre otros). En Daniel aparece claro una resurrección selectiva (Dn. 12, 1ssg.), pero aún no es universal. Aparece claro que hacia final del A. T. no era muy claro para muchos la creencia de la resurrección.( Eclo. 10, 11 ; 14, 11-19; 38, 16-23 ), y antes en Cojélet ( Ecles. 2, 15ssg. ; 3, 19-22; 9, 2-6 ). En los Testamentos de los Doce Patriarcas y otros escritos, prevaleció la creencia en una resurrección general y un juicio final. Ya tanto los fariseos antecesores, como los posteriores se inclinaban a aceptarla y armonizaban la justicia de Dios. Los saduceos nunca estuvieron de acuerdo con la resurrección (Mc. 12, 18- 27, Hch. 23, 6-10), se convirtió en una creencia aceptada entre los judíos y ampliamente reafirmada en el siglo I. d.c.
LA EDAD MESIANICA
Otra concepción básica sobre la cual el judaísmo como un todo estaba de acuerdo, era que la Edad Mesiánica traería la sujeción del mundo al gobierno de Yahvé y de su Ungido. El judío devoto creía que sería infinitamente mejor para los pueblos de la tierra el estar sujetos al absoluto, porque esto significaría la completa soberanía del Dios de Israel. Por supuesto, la pena de la destrucción total, o el eterno castigo de Gehenna, se aplicaría a un gran número de impenitentes, pero para aquellos que fuesen preservados, el cambio de condiciones seria una gran bendición. El Mesías reinaría en gloria y benificiencia, y la paz y la abundancia prevalecerían en toda la tierra. Los judíos creían y con razón que la absoluta soberanía de la voluntad de Dios produciría el estado más alto posible de felicidad humana. Esto habría de ser el principal complemento de la Edad Mesiánica. Los deseos carnales de la naturaleza humana opacarían hasta cierto punto, este ideal; pero es sorprendente observar cuán poco los deseos carnales influirían en las esperanzas que los judíos tenían de su Edad de Oro. Se esperaba que fuese una era de justicia trascendente, cuando la voluntad y la Ley de Dios mantendrían indisputado dominio, y el Mesías promovería y estimularía los más elevados principios de la vida recta. Cualquier cosa de la esperanza del futuro que se incluyese, estaría asociada con esa idea mesiánica. Era el centro vital de la religión judaica y producía un tipo de experiencia religiosa más espiritual que la que de otra manera podría haber sido posible en medio del formalismo farisaico. Era la sal conservadora de la vida religiosa judía, e hizo mucho más que cualquiera otra causa histórica en la preparación del recibimiento de Jesús.Sin embargo es también cierto que la vida del judaísmo del primer siglo no contenía estimulo alguno más violento para las explosivas pasiones de odio racial y de prejuicio religioso, que esta misma esperanza mesiánica. Llego a ser la causa de una serie de disturbios, y estaba siempre lista para explotar con violencia, Uno de los grandes espectáculos de la historia fue la forma como Jesús utilizó los mejores elementos de este factor de la vida judía, y aún restringió sus manifestaciones extremas.
El Gobierno y la Providencia Divina.
En el judaísmo el monoteísmo se resalto en todo momento, Las profecías contra los ídolos dieron sus frutos y la Ley dio su marca definitiva. Por sobre toda deficiencia la religión de la Ley era fuertemente monoteísta; no estableció ninguna clase de concesión con la idolatría y miraba a los dioses paganos con mofa ( Sal. 135, 12-21 ). A juzgar por la literatura del período del segundo templo, la idolatría pronto dejo de ser un problema dentro de la comunidad judía. Aunque se reprende a los judíos de toda clase de pecados morales y sociales, y aunque de denuncia permanentemente la obligación de guardar la Ley., permanecen ausente las acusaciones de idolatría. Los cultos paganos no se permiten en la restauración de judá; Los irrealitas que participan en ella no son reconocidos como judíos. Los judíos podrían dedicarse a la astrología o creer en la magia, pero nunca adorar a los ídolos. En los tiempos en que la idolatría quiso ser problema creado por los Seléucidas, los judíos ya habían ganado la batalla internamente. Aunque los judíos apostataran individualmente, el judaísmo como judaísmo no podía comulgar con los ídolos, como la había hecho la religión oficial en el antiguo Israel. En la ocasión presentada por Antíoco Epifanes cuando erigió varios montes para la idolatría, e incluso profano el templo de Jerusalén, la lucha y la valentía con que se resistió demuestra que el monoteísmo judío era contumaz. Además cuando se introducían las corrientes dualistas, éstas no pudieron establecerse permanentemente, porque en el Judaísmo había lugar solamente para un poder supremo, soberano sobre toda la creación. El Judaísmo afirmaba permanentemente que todo lo creado estaban bajo el gobierno y la providencia Divina, el cual es todopoderoso y justo, y sus caminos son inescrutables (Eclo. 18, 1-14; 39, 12-21; 43, 1-33). El gobierna de acuerdo con su Ley, la cual es eternamente válida, incambiable y segura (passim); según esta Ley recompensa a cada uno según sus méritos (Eclo. 35,12-20; 39, 22-27 ). Todos los hechos suceden dentro de su presciencia (Eclo. 42, 18-21) y son guiados hacia su consumación en conformidad con sus eternos designios. El Judaísmo alcanza combinar el pensamiento de la predestinación con la noción de que cada individuo es, al mismo tiempo eternamente responsable de sus decisiones (Eclo. 15, 11-20). La especulación referente a los divinos misterios alcanza un notable desarrollo especialmente al final del período actual. Aunque los judíos de mentalidad renovada anunciaban que los caminos de Dios eran inescrutables ( Ecles. 3, 11; 5, 2; 8 , 16 SS.; Eclo. 3, 21- 24 ), existían otros círculos con gran tendencia escatológica, que estaban sumamente interesados por ellas(ver libro de los Jubileos ): Así el libro esta interesado en acomodar la historia a los esquemas organizados según los sábados de los años, mientras que el Apocalipsis de las semanas (I Hen. 93, 1-14; 91, 12-17 ) divide en diez semanas el progreso de los hechos históricos desde la creación hasta el juicio ( obsérvese los períodos del mundo en el libro de Daniel ).
Ángeles e Intermediarios y la pronunciación del nombre de D-
Además de producirse una forma de hablar de Dios y con Dios en términos antropomórficos (asignándole figuras de hombre), emerge una acentuación de hablar de los ángeles y su papel de intermediarios, entrando en un contacto con los asuntos humanos, como también la abstención de pronunciar el nombre divino (no se sabe con seguridad cuando dejó de pronunciarse el nombre YAHVÉH), pero parece que para el siglo III hubo una prevención general contra esta pronunciación. Para remplazarla se apelo a sin número de nombres p. e. Se le llamaba Dios como Señor; o Dios del Cielo, o Rey del Cielo ( Tob. 10,11; 13,7 ), o simplemente Cielo ( I Mac. 3, 18ss.; 4, 40 ); Señor de los espíritus ( I Hen. 60, 6, ss ), Principio de los Días ( I Hen. 60, 2 ; Dn. 7, 9,13 ), La Gran Gloria ( I Hen. 14, 20 ), y más. A medida que Dios era elevado por encima de todo contacto se asignaba un papel más importante a sus ángeles. Existe una minuciosa angelología, se pensaba en Yahvé rodeado de sus servidores celestiales; pero el judaísmo lo expreso de una manera mejor. Los ángeles aparecen como personas específicas, con sus nombres. Aparece repetidamente (Tob. 3, 17; 5, 4 ; Dn. 8, 16; 10, 13 ) cuatro arcángeles ( Miguel, Gabriel, Rafael, y Uriel ). Parece que más su número era siete; I Hen. Cáp. 20 enumera siete, cada uno con una designación diferente, los llama <> ( Dn. 4, 13, 17, 23, ). Debajo de los arcángeles había una completa jerarquía de ángeles-<<>> ( I Hen. 60, 1 )- a través de los cuales lleva Dios a cabo sus relaciones con los hombres. El Problema del Mal y la Justicia Divina. El problema del mal y su relación con la justicia divina fue muy agudo en particular desde el exilio en adelante. La humillación nacional y los sufrimientos individuales de muchos israelitas demandaban una explicación. En el primitivo Israel se pensaba que el mal era un castigo por el pecado, y con esta creencia explicaban los profetas la caída de la nación, en ocasiones se aconsejo a Israel aceptar sus sufrimientos como parte del plan redentor de Yahvé. Se demandaba una piedad humilde y sumisa, la rectitud hacia un bienestar material en esta vida. El problema del mundo antiguo al respecto es dado en el libro de Job, También los humildes lo conocían y se lamentaban Ml. 2, 17; 8, 3, 14 ). Otros vieron en sus sufrimientos una enseñanza o una prueba y se lo agradecían a Dios ( Sal. 119, 65-72 ; Prov. 3, 11ss ). Los judíos sabían que el justo sufre con frecuencia, y esto Antíoco se los recordó. Los hechos de experiencia ponían a prueba la teodicea ortodoxa. Los libros como el Cojélet (Eclesiastés), y de Ben Sirac (Eclesiástico), pedían no atormentarse con las cosas que escapaban a su alcance, el problema para muchos continua vigente.
EL PERIODO POSEXILICO:Satán el Autor del mal
En el período postexílico se desarrolla la inclinación a atribuir el mal a Satán. La figura de Satán desarrollaba la antigua noción del demandante angélico o acusador, cuya función consistía en actuar como <> en la corte celestial ( I R 22, 19-23 ); las primeras veces que aparece ( Job caps. 1 y 2; Zac. Cap. 3 ), Satán no es un nombre propio, sino <<>> ( adversario ). Más tarde aparece como ser angélico que induce a los hombres al mal ( I Cr. 21, 1 y II S 24, 1 ), y todavía después como el príncipe de los invisibles poderes opuestos a Dios ( así en Jub., pero especialmente en los Test. Del Patr. ). Llamado Satán o Mastema o Beldar (Belial). Aliados a Satán estaban las huestedes de los ángeles caídos (llamados <<>> en Jud., I Hen. Y Test. Patr. ). Algunos con personalidades concretas, y con sus nombres propios. La función de estos ángeles caídos era el de tentar a los hombres e inducirlos al mal, y oponerse a los designios de Dios.( Jub. passim ). Aparecen las tendencias dualistas y se enfrentan a Dios con Beldar, a la luz con las tinieblas, el espíritu del odio con el espíritu del amor (Test. Levi, Cáp. 19). Dos caminos se presentan al hombre: andar por el camino recto, bajo el gobierno de Dios. O por el sendero perverso, bajo el gobierno de Beldar (Tes. de Aser. Cáp. 1). En el círculo de las sectas como lo demuestran los textos del Qumrán y la literatura juanina como en la paulina en el cristianismo se evidencia lo anteriormente anotado.
La justicia Divina: Juicio y Sentencia después de la muerte.
El primitivo judaísmo ofrece clara evidencias de una creciente creencia en la resurrección de los muertos, de lo cual no existe testimonio en la literatura israelita preexílica. El primitivo Israel es necesario saber tenia una serie de creencias referentes a la veneración de los espíritus de los muertos, la adivinación y cosas parecidas. Y aunque estas fueron drásticamente suprimidas por la posición profética por involucrar elementos contrarios al yahveismo formal es lo más probable que permanecieron en las creencias populares soterradamente, y sirvieron para abonar a la revelación sobre la vida más allá de la muerte, acompañada de las recompensas o castigos. De toda forma la idea de la resurrección se va haciendo evidente en la literatura bíblica posterior, y hacia el segundo siglo era una creencia bien definida. Las indicaciones sobre esta creencia en el Antiguo Testamento son escasas y en su mayoría ambiguas. Algunas se pueden encontrar en algunos salmos (sal. 49, 14 ssg.; 73, 23-25 entre otros). En Daniel aparece claro una resurrección selectiva (Dn. 12, 1ssg.), pero aún no es universal. Aparece claro que hacia final del A. T. no era muy claro para muchos la creencia de la resurrección.( Eclo. 10, 11 ; 14, 11-19; 38, 16-23 ), y antes en Cojélet ( Ecles. 2, 15ssg. ; 3, 19-22; 9, 2-6 ). En los Testamentos de los Doce Patriarcas y otros escritos, prevaleció la creencia en una resurrección general y un juicio final. Ya tanto los fariseos antecesores, como los posteriores se inclinaban a aceptarla y armonizaban la justicia de Dios. Los saduceos nunca estuvieron de acuerdo con la resurrección (Mc. 12, 18- 27, Hch. 23, 6-10), se convirtió en una creencia aceptada entre los judíos y ampliamente reafirmada en el siglo I. d.c.
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JHV: Haga Resplandecer su Rostro sobre ti, Tenga de ti Miserícordia; Alcé Sobre ti su Rostro, Y ponga en ti Paz. Num.6.24-26

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