Islamofobia y negación del Holocausto
Norman G. Finkelstein
Islamophobiaconference
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Una afirmación frecuentemente utilizada para satanizar a los musulmanes es que la negación del Holocausto está generalizada en el mundo musulmán. Observaciones recientes del presidente Achmadineyad de Irán parecen haber reforzado este prejuicio contra los musulmanes.
Ninguna persona racional puede negar el que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis y sus colaboradores asesinaron sistemáticamente entre 5 y 6 millones de judíos europeos.
Es correcto que ninguna verdad es sagrada y que con el pasar del tiempo se ha demostrado que incluso son falsas las que parecen ser las verdades más obvias. Es igualmente exacto que los seres humanos son falibles, que nadie tiene un monopolio de la verdad, y que una abrumadora mayoría puede equivocarse mientras una minoría de solo uno puede tener razón.
Sin embargo, personas serias también tienen mucho cuidado antes de rechazar una verdad obvia apoyada por una evidencia abrumadora. Hay que hacer más que mostrar que un hecho aquí o allá pueda ser erróneo para demoler un edificio construido con erudición durante muchos años y en el que han trabajado numerosas mentes competentes.
En el caso de verdades que tienen que ver con preocupaciones morales como el sufrimiento humano, los seres humanos compasivos son especialmente cuidadosos en el cuestionamiento de verdades establecidas debido a la innecesaria ofensa y agravio que puede causar. Los japoneses se mostrarían justamente indignados si alguien dijera; “¿Pero no es posible que EE.UU. no haya lanzado una bomba atómica contra Hiroshima?”, igual como los iraníes se sentirían justamente indignados si alguien dijera: “¿Pero no será posible que EE.UU. no haya derrocado el régimen de Mossadeq y que el SAVAK no haya torturado a prisioneros políticos?”
Además, toda cultura, toda religión, rinde homenaje a los muertos y un aspecto de que se rinda homenaje a ese recuerdo es el respeto de las circunstancias específicas de sus muertes. Debiera ser obvio que es profundamente ofensivo que se reescriban esas circunstancias por conveniencia política o, peor todavía, por diversión.
Sin embargo, existen muchos motivos comprensibles para que la negación del Holocausto exista en el mundo musulmán. La afirmación de que los nazis exterminaron a millones de judíos como en una línea de montaje parece difícil de creer, Recuerdo a un palestino muy decente en un campo de refugiados que me dijo, no con malicia sino con asombro: ¿Sucedió realmente? En los hechos, muchos dirigentes judíos en Occidente no lo creyeron ellos mismos al recibir la información de testigos de los campos de la muerte que habían logrado escapar.
Además, como Israel ha mentido consistentemente sobre la historia del conflicto israelí-árabe, afirmando que Palestina estaba vacía antes de la llegada de los judíos y que los árabes son responsables por todas las guerras libradas por Israel, no puede sorprender que muchos árabes concluyan que Israel también miente sobre lo que ocurrió a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
También es verdad que el Holocausto nazi ha sido utilizado como un arma para legitimar los crímenes de Israel contra los palestinos, así como contra sus vecinos árabes. A menudo se dice que es comprensible que Israel llegue a veces a extremos para defenderse debido al inigualable sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Ya que el Holocausto nazi ha sido utilizado para negar a los palestinos sus derechos, tal vez sea inevitable que algunos palestinos traten de negar el Holocausto nazi a fin de “neutralizar” esa poderosa arma.
Sin embargo, otro enfoque, que también tiene la virtud de ser consistente con la verdad y la moralidad, es volver esta arma contra las brutales políticas de Israel. El significado del Holocausto no debería ser “Nunca más a los judíos,” sino “Nunca más a nadie.” La lección del Holocausto nazi no debería ser jerarquizar el sufrimiento humano a fin de disminuir el horror de formas “menores” de sufrimiento humano. En su lugar, como epítome del sufrimiento humano la lección del Holocausto nazi debiera ser sensibilizarnos ante todas las formas de sufrimiento humano; dondequiera haya discriminación y degradación, allí se encuentra el Holocausto nazi. Esa, en todo caso, es la lección que mis difuntos padres, que sobrevivieron el Holocausto nazi, me enseñaron.
También podría señalarse que EE.UU. e Israel acostumbran a invocar el recuerdo del Holocausto nazi con el propósito, no de evitar los horrores de la guerra, sino para justificar que sean infligidos. Cada vez que EE.UU. se prepara para atacar a musulmanes, sucede casi siempre que los dirigentes son comparados con Hitler. En los años cincuenta y sesenta, Nasser fue comparado con Hitler; en los años noventa y de nuevo en los dos mil, Husein fue comparado con Hitler. Ahora, Hamas, Hezbolá e Irán están siendo comparados con Hitler. Los que se oponen a los planes bélicos ilegales de EE.UU. e Israel son acusados de ser parecidos a los apaciguadores de Hitler. Cuesta concebir una explotación más cínica del sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial que su uso para justificar guerras asesinas de agresión.
Finalmente hay que decir que antes de que el así llamado Occidente deplore la negación del Holocausto en el mundo musulmán, debiera echarse una mirada de más cerca en el espejo.
Las sanciones económicas impuestas por EE.UU. contra Iraq en los años noventa fueron responsables por las muertes de muchos cientos de miles de niños iraquíes. Respetados responsables de Naciones Unidos calificaron esas sanciones de genocidas; sin embargo, la Secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright, dijo que “el precio lo vale.” Hizo peor que negar el genocidio, lo justificó.
En los años ochenta, durante las guerras respaldadas por EE.UU. en Centroamérica, fueron muertos decenas de miles de guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses. La Comisión de la Verdad de Guatemala lo llamó genocidio. Pero en libros que actualmente son éxitos de venta se dice que esas guerras asesinas son un modelo para la derrota de los insurgentes en Iraq. ¿Es ése el significado de Nunca Más?
En los años sesenta y setenta, durante la agresión de EE.UU. contra Indochina, fueron muertos entre 3 y 4 millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos. Pero la única pregunta que se hacen en EE.UU. es: ¿Cuándo pedirán disculpas los vietnamitas por lo que nos hicieron a nosotros?
El mundo musulmán es satanizado por negar el Holocausto nazi. Y es indudablemente verdad que, por comprensible que sea, una tal negación es un error. Por cierto, avergüenza y humilla a los negadores no a aquellos cuyo martirologio es cuestionado.
Es verdad que EE.UU. no niega los numerosos holocaustos que ha perpetrado. Pero eso es porque para negar un hecho, hay que comenzar por reconocer su existencia. EE.UU. todavía ni siquiera ha dado el primer paso de reconocer la existencia de los innumerables crímenes colosales que ha cometido.
http://tinyurl.com/3bam8v Observaciones recientes del presidente Achmadineyad de Irán parecen haber reforzado este prejuicio contra los musulmanes.
Ninguna persona racional puede negar el que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis y sus colaboradores asesinaron sistemáticamente entre 5 y 6 millones de judíos europeos.
Es correcto que ninguna verdad es sagrada y que con el pasar del tiempo se ha demostrado que incluso son falsas las que parecen ser las verdades más obvias. Es igualmente exacto que los seres humanos son falibles, que nadie tiene un monopolio de la verdad, y que una abrumadora mayoría puede equivocarse mientras una minoría de solo uno puede tener razón.
Sin embargo, personas serias también tienen mucho cuidado antes de rechazar una verdad obvia apoyada por una evidencia abrumadora. Hay que hacer más que mostrar que un hecho aquí o allá pueda ser erróneo para demoler un edificio construido con erudición durante muchos años y en el que han trabajado numerosas mentes competentes.
En el caso de verdades que tienen que ver con preocupaciones morales como el sufrimiento humano, los seres humanos compasivos son especialmente cuidadosos en el cuestionamiento de verdades establecidas debido a la innecesaria ofensa y agravio que puede causar. Los japoneses se mostrarían justamente indignados si alguien dijera; “¿Pero no es posible que EE.UU. no haya lanzado una bomba atómica contra Hiroshima?”, igual como los iraníes se sentirían justamente indignados si alguien dijera: “¿Pero no será posible que EE.UU. no haya derrocado el régimen de Mossadeq y que el SAVAK no haya torturado a prisioneros políticos?”
Además, toda cultura, toda religión, rinde homenaje a los muertos y un aspecto de que se rinda homenaje a ese recuerdo es el respeto de las circunstancias específicas de sus muertes. Debiera ser obvio que es profundamente ofensivo que se reescriban esas circunstancias por conveniencia política o, peor todavía, por diversión.
Sin embargo, existen muchos motivos comprensibles para que la negación del Holocausto exista en el mundo musulmán. La afirmación de que los nazis exterminaron a millones de judíos como en una línea de montaje parece difícil de creer, Recuerdo a un palestino muy decente en un campo de refugiados que me dijo, no con malicia sino con asombro: ¿Sucedió realmente? En los hechos, muchos dirigentes judíos en Occidente no lo creyeron ellos mismos al recibir la información de testigos de los campos de la muerte que habían logrado escapar.
Además, como Israel ha mentido consistentemente sobre la historia del conflicto israelí-árabe, afirmando que Palestina estaba vacía antes de la llegada de los judíos y que los árabes son responsables por todas las guerras libradas por Israel, no puede sorprender que muchos árabes concluyan que Israel también miente sobre lo que ocurrió a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
También es verdad que el Holocausto nazi ha sido utilizado como un arma para legitimar los crímenes de Israel contra los palestinos, así como contra sus vecinos árabes. A menudo se dice que es comprensible que Israel llegue a veces a extremos para defenderse debido al inigualable sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Ya que el Holocausto nazi ha sido utilizado para negar a los palestinos sus derechos, tal vez sea inevitable que algunos palestinos traten de negar el Holocausto nazi a fin de “neutralizar” esa poderosa arma.
Sin embargo, otro enfoque, que también tiene la virtud de ser consistente con la verdad y la moralidad, es volver esta arma contra las brutales políticas de Israel. El significado del Holocausto no debería ser “Nunca más a los judíos,” sino “Nunca más a nadie.” La lección del Holocausto nazi no debería ser jerarquizar el sufrimiento humano a fin de disminuir el horror de formas “menores” de sufrimiento humano. En su lugar, como epítome del sufrimiento humano la lección del Holocausto nazi debiera ser sensibilizarnos ante todas las formas de sufrimiento humano; dondequiera haya discriminación y degradación, allí se encuentra el Holocausto nazi. Esa, en todo caso, es la lección que mis difuntos padres, que sobrevivieron el Holocausto nazi, me enseñaron.
También podría señalarse que EE.UU. e Israel acostumbran a invocar el recuerdo del Holocausto nazi con el propósito, no de evitar los horrores de la guerra, sino para justificar que sean infligidos. Cada vez que EE.UU. se prepara para atacar a musulmanes, sucede casi siempre que los dirigentes son comparados con Hitler. En los años cincuenta y sesenta, Nasser fue comparado con Hitler; en los años noventa y de nuevo en los dos mil, Husein fue comparado con Hitler. Ahora, Hamas, Hezbolá e Irán están siendo comparados con Hitler. Los que se oponen a los planes bélicos ilegales de EE.UU. e Israel son acusados de ser parecidos a los apaciguadores de Hitler. Cuesta concebir una explotación más cínica del sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial que su uso para justificar guerras asesinas de agresión.
Finalmente hay que decir que antes de que el así llamado Occidente deplore la negación del Holocausto en el mundo musulmán, debiera echarse una mirada de más cerca en el espejo.
Las sanciones económicas impuestas por EE.UU. contra Iraq en los años noventa fueron responsables por las muertes de muchos cientos de miles de niños iraquíes. Respetados responsables de Naciones Unidos calificaron esas sanciones de genocidas; sin embargo, la Secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright, dijo que “el precio lo vale.” Hizo peor que negar el genocidio, lo justificó.
En los años ochenta, durante las guerras respaldadas por EE.UU. en Centroamérica, fueron muertos decenas de miles de guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses. La Comisión de la Verdad de Guatemala lo llamó genocidio. Pero en libros que actualmente son éxitos de venta se dice que esas guerras asesinas son un modelo para la derrota de los insurgentes en Iraq. ¿Es ése el significado de Nunca Más?
En los años sesenta y setenta, durante la agresión de EE.UU. contra Indochina, fueron muertos entre 3 y 4 millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos. Pero la única pregunta que se hacen en EE.UU. es: ¿Cuándo pedirán disculpas los vietnamitas por lo que nos hicieron a nosotros?
El mundo musulmán es satanizado por negar el Holocausto nazi. Y es indudablemente verdad que, por comprensible que sea, una tal negación es un error. Por cierto, avergüenza y humilla a los negadores no a aquellos cuyo martirologio es cuestionado.
Es verdad que EE.UU. no niega los numerosos holocaustos que ha perpetrado. Pero eso es porque para negar un hecho, hay que comenzar por reconocer su existencia. EE.UU. todavía ni siquiera ha dado el primer paso de reconocer la existencia de los innumerables crímenes colosales que ha cometido.
Norman G. Finkelstein
Islamophobiaconference
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Una afirmación frecuentemente utilizada para satanizar a los musulmanes es que la negación del Holocausto está generalizada en el mundo musulmán. Observaciones recientes del presidente Achmadineyad de Irán parecen haber reforzado este prejuicio contra los musulmanes.
Ninguna persona racional puede negar el que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis y sus colaboradores asesinaron sistemáticamente entre 5 y 6 millones de judíos europeos.
Es correcto que ninguna verdad es sagrada y que con el pasar del tiempo se ha demostrado que incluso son falsas las que parecen ser las verdades más obvias. Es igualmente exacto que los seres humanos son falibles, que nadie tiene un monopolio de la verdad, y que una abrumadora mayoría puede equivocarse mientras una minoría de solo uno puede tener razón.
Sin embargo, personas serias también tienen mucho cuidado antes de rechazar una verdad obvia apoyada por una evidencia abrumadora. Hay que hacer más que mostrar que un hecho aquí o allá pueda ser erróneo para demoler un edificio construido con erudición durante muchos años y en el que han trabajado numerosas mentes competentes.
En el caso de verdades que tienen que ver con preocupaciones morales como el sufrimiento humano, los seres humanos compasivos son especialmente cuidadosos en el cuestionamiento de verdades establecidas debido a la innecesaria ofensa y agravio que puede causar. Los japoneses se mostrarían justamente indignados si alguien dijera; “¿Pero no es posible que EE.UU. no haya lanzado una bomba atómica contra Hiroshima?”, igual como los iraníes se sentirían justamente indignados si alguien dijera: “¿Pero no será posible que EE.UU. no haya derrocado el régimen de Mossadeq y que el SAVAK no haya torturado a prisioneros políticos?”
Además, toda cultura, toda religión, rinde homenaje a los muertos y un aspecto de que se rinda homenaje a ese recuerdo es el respeto de las circunstancias específicas de sus muertes. Debiera ser obvio que es profundamente ofensivo que se reescriban esas circunstancias por conveniencia política o, peor todavía, por diversión.
Sin embargo, existen muchos motivos comprensibles para que la negación del Holocausto exista en el mundo musulmán. La afirmación de que los nazis exterminaron a millones de judíos como en una línea de montaje parece difícil de creer, Recuerdo a un palestino muy decente en un campo de refugiados que me dijo, no con malicia sino con asombro: ¿Sucedió realmente? En los hechos, muchos dirigentes judíos en Occidente no lo creyeron ellos mismos al recibir la información de testigos de los campos de la muerte que habían logrado escapar.
Además, como Israel ha mentido consistentemente sobre la historia del conflicto israelí-árabe, afirmando que Palestina estaba vacía antes de la llegada de los judíos y que los árabes son responsables por todas las guerras libradas por Israel, no puede sorprender que muchos árabes concluyan que Israel también miente sobre lo que ocurrió a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
También es verdad que el Holocausto nazi ha sido utilizado como un arma para legitimar los crímenes de Israel contra los palestinos, así como contra sus vecinos árabes. A menudo se dice que es comprensible que Israel llegue a veces a extremos para defenderse debido al inigualable sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Ya que el Holocausto nazi ha sido utilizado para negar a los palestinos sus derechos, tal vez sea inevitable que algunos palestinos traten de negar el Holocausto nazi a fin de “neutralizar” esa poderosa arma.
Sin embargo, otro enfoque, que también tiene la virtud de ser consistente con la verdad y la moralidad, es volver esta arma contra las brutales políticas de Israel. El significado del Holocausto no debería ser “Nunca más a los judíos,” sino “Nunca más a nadie.” La lección del Holocausto nazi no debería ser jerarquizar el sufrimiento humano a fin de disminuir el horror de formas “menores” de sufrimiento humano. En su lugar, como epítome del sufrimiento humano la lección del Holocausto nazi debiera ser sensibilizarnos ante todas las formas de sufrimiento humano; dondequiera haya discriminación y degradación, allí se encuentra el Holocausto nazi. Esa, en todo caso, es la lección que mis difuntos padres, que sobrevivieron el Holocausto nazi, me enseñaron.
También podría señalarse que EE.UU. e Israel acostumbran a invocar el recuerdo del Holocausto nazi con el propósito, no de evitar los horrores de la guerra, sino para justificar que sean infligidos. Cada vez que EE.UU. se prepara para atacar a musulmanes, sucede casi siempre que los dirigentes son comparados con Hitler. En los años cincuenta y sesenta, Nasser fue comparado con Hitler; en los años noventa y de nuevo en los dos mil, Husein fue comparado con Hitler. Ahora, Hamas, Hezbolá e Irán están siendo comparados con Hitler. Los que se oponen a los planes bélicos ilegales de EE.UU. e Israel son acusados de ser parecidos a los apaciguadores de Hitler. Cuesta concebir una explotación más cínica del sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial que su uso para justificar guerras asesinas de agresión.
Finalmente hay que decir que antes de que el así llamado Occidente deplore la negación del Holocausto en el mundo musulmán, debiera echarse una mirada de más cerca en el espejo.
Las sanciones económicas impuestas por EE.UU. contra Iraq en los años noventa fueron responsables por las muertes de muchos cientos de miles de niños iraquíes. Respetados responsables de Naciones Unidos calificaron esas sanciones de genocidas; sin embargo, la Secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright, dijo que “el precio lo vale.” Hizo peor que negar el genocidio, lo justificó.
En los años ochenta, durante las guerras respaldadas por EE.UU. en Centroamérica, fueron muertos decenas de miles de guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses. La Comisión de la Verdad de Guatemala lo llamó genocidio. Pero en libros que actualmente son éxitos de venta se dice que esas guerras asesinas son un modelo para la derrota de los insurgentes en Iraq. ¿Es ése el significado de Nunca Más?
En los años sesenta y setenta, durante la agresión de EE.UU. contra Indochina, fueron muertos entre 3 y 4 millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos. Pero la única pregunta que se hacen en EE.UU. es: ¿Cuándo pedirán disculpas los vietnamitas por lo que nos hicieron a nosotros?
El mundo musulmán es satanizado por negar el Holocausto nazi. Y es indudablemente verdad que, por comprensible que sea, una tal negación es un error. Por cierto, avergüenza y humilla a los negadores no a aquellos cuyo martirologio es cuestionado.
Es verdad que EE.UU. no niega los numerosos holocaustos que ha perpetrado. Pero eso es porque para negar un hecho, hay que comenzar por reconocer su existencia. EE.UU. todavía ni siquiera ha dado el primer paso de reconocer la existencia de los innumerables crímenes colosales que ha cometido.
http://tinyurl.com/3bam8v Observaciones recientes del presidente Achmadineyad de Irán parecen haber reforzado este prejuicio contra los musulmanes.
Ninguna persona racional puede negar el que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis y sus colaboradores asesinaron sistemáticamente entre 5 y 6 millones de judíos europeos.
Es correcto que ninguna verdad es sagrada y que con el pasar del tiempo se ha demostrado que incluso son falsas las que parecen ser las verdades más obvias. Es igualmente exacto que los seres humanos son falibles, que nadie tiene un monopolio de la verdad, y que una abrumadora mayoría puede equivocarse mientras una minoría de solo uno puede tener razón.
Sin embargo, personas serias también tienen mucho cuidado antes de rechazar una verdad obvia apoyada por una evidencia abrumadora. Hay que hacer más que mostrar que un hecho aquí o allá pueda ser erróneo para demoler un edificio construido con erudición durante muchos años y en el que han trabajado numerosas mentes competentes.
En el caso de verdades que tienen que ver con preocupaciones morales como el sufrimiento humano, los seres humanos compasivos son especialmente cuidadosos en el cuestionamiento de verdades establecidas debido a la innecesaria ofensa y agravio que puede causar. Los japoneses se mostrarían justamente indignados si alguien dijera; “¿Pero no es posible que EE.UU. no haya lanzado una bomba atómica contra Hiroshima?”, igual como los iraníes se sentirían justamente indignados si alguien dijera: “¿Pero no será posible que EE.UU. no haya derrocado el régimen de Mossadeq y que el SAVAK no haya torturado a prisioneros políticos?”
Además, toda cultura, toda religión, rinde homenaje a los muertos y un aspecto de que se rinda homenaje a ese recuerdo es el respeto de las circunstancias específicas de sus muertes. Debiera ser obvio que es profundamente ofensivo que se reescriban esas circunstancias por conveniencia política o, peor todavía, por diversión.
Sin embargo, existen muchos motivos comprensibles para que la negación del Holocausto exista en el mundo musulmán. La afirmación de que los nazis exterminaron a millones de judíos como en una línea de montaje parece difícil de creer, Recuerdo a un palestino muy decente en un campo de refugiados que me dijo, no con malicia sino con asombro: ¿Sucedió realmente? En los hechos, muchos dirigentes judíos en Occidente no lo creyeron ellos mismos al recibir la información de testigos de los campos de la muerte que habían logrado escapar.
Además, como Israel ha mentido consistentemente sobre la historia del conflicto israelí-árabe, afirmando que Palestina estaba vacía antes de la llegada de los judíos y que los árabes son responsables por todas las guerras libradas por Israel, no puede sorprender que muchos árabes concluyan que Israel también miente sobre lo que ocurrió a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
También es verdad que el Holocausto nazi ha sido utilizado como un arma para legitimar los crímenes de Israel contra los palestinos, así como contra sus vecinos árabes. A menudo se dice que es comprensible que Israel llegue a veces a extremos para defenderse debido al inigualable sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Ya que el Holocausto nazi ha sido utilizado para negar a los palestinos sus derechos, tal vez sea inevitable que algunos palestinos traten de negar el Holocausto nazi a fin de “neutralizar” esa poderosa arma.
Sin embargo, otro enfoque, que también tiene la virtud de ser consistente con la verdad y la moralidad, es volver esta arma contra las brutales políticas de Israel. El significado del Holocausto no debería ser “Nunca más a los judíos,” sino “Nunca más a nadie.” La lección del Holocausto nazi no debería ser jerarquizar el sufrimiento humano a fin de disminuir el horror de formas “menores” de sufrimiento humano. En su lugar, como epítome del sufrimiento humano la lección del Holocausto nazi debiera ser sensibilizarnos ante todas las formas de sufrimiento humano; dondequiera haya discriminación y degradación, allí se encuentra el Holocausto nazi. Esa, en todo caso, es la lección que mis difuntos padres, que sobrevivieron el Holocausto nazi, me enseñaron.
También podría señalarse que EE.UU. e Israel acostumbran a invocar el recuerdo del Holocausto nazi con el propósito, no de evitar los horrores de la guerra, sino para justificar que sean infligidos. Cada vez que EE.UU. se prepara para atacar a musulmanes, sucede casi siempre que los dirigentes son comparados con Hitler. En los años cincuenta y sesenta, Nasser fue comparado con Hitler; en los años noventa y de nuevo en los dos mil, Husein fue comparado con Hitler. Ahora, Hamas, Hezbolá e Irán están siendo comparados con Hitler. Los que se oponen a los planes bélicos ilegales de EE.UU. e Israel son acusados de ser parecidos a los apaciguadores de Hitler. Cuesta concebir una explotación más cínica del sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial que su uso para justificar guerras asesinas de agresión.
Finalmente hay que decir que antes de que el así llamado Occidente deplore la negación del Holocausto en el mundo musulmán, debiera echarse una mirada de más cerca en el espejo.
Las sanciones económicas impuestas por EE.UU. contra Iraq en los años noventa fueron responsables por las muertes de muchos cientos de miles de niños iraquíes. Respetados responsables de Naciones Unidos calificaron esas sanciones de genocidas; sin embargo, la Secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright, dijo que “el precio lo vale.” Hizo peor que negar el genocidio, lo justificó.
En los años ochenta, durante las guerras respaldadas por EE.UU. en Centroamérica, fueron muertos decenas de miles de guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses. La Comisión de la Verdad de Guatemala lo llamó genocidio. Pero en libros que actualmente son éxitos de venta se dice que esas guerras asesinas son un modelo para la derrota de los insurgentes en Iraq. ¿Es ése el significado de Nunca Más?
En los años sesenta y setenta, durante la agresión de EE.UU. contra Indochina, fueron muertos entre 3 y 4 millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos. Pero la única pregunta que se hacen en EE.UU. es: ¿Cuándo pedirán disculpas los vietnamitas por lo que nos hicieron a nosotros?
El mundo musulmán es satanizado por negar el Holocausto nazi. Y es indudablemente verdad que, por comprensible que sea, una tal negación es un error. Por cierto, avergüenza y humilla a los negadores no a aquellos cuyo martirologio es cuestionado.
Es verdad que EE.UU. no niega los numerosos holocaustos que ha perpetrado. Pero eso es porque para negar un hecho, hay que comenzar por reconocer su existencia. EE.UU. todavía ni siquiera ha dado el primer paso de reconocer la existencia de los innumerables crímenes colosales que ha cometido.
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