TODO SOBRE MI MADRE
Por: Michael Telias
Es imposible evitar la contradicción casi inherente al texto bíblico en cuanto a la posición de la mujer frente a la sociedad, frente a la religión y sobre todo en la imaginación de aquellos que escribieron los textos sagrados...
Por un lado, es casi impensable exonerar dicho texto del machismo y el paternalismo que representa y cultiva. Esto, claro está, a los ojos del lector del siglo XXI, ya que demás está decir que todas las sociedades y civilizaciones durante la “época bíblica” eran sociedades paternalistas, en las cuales la mujer era, como mucho, una posesión del hombre. Por otro lado, sin embargo, no faltan en el Tanaj textos feministas que elevan el status de la mujer, e inclusive, textos que para ciertos investigadores fueron escritos por mujeres.
En este sentido, el Tanaj representa una fuente única en su género. El más famoso de los textos feministas del Tanaj es el relato de Débora, la profetiza que sale a la guerra en contra de los enemigos de Israel. La historia no sólo habla de Débora misma, sino también de otra mujer valiente, Yael. Para todos los interesados, vale la pena abrir el libro de Jueces, capítulo IV y encontrar allí el relato de estas dos extraordinarias mujeres. Además, podríamos también hablar de la narración acerca de Hannah, madre de Samuel (I Samuel I-II), de la historia de Tamar y Yehudá (Génesis XXXVIII), relatos a través de los cuales la influencia de la mujer sobre el hombre es clara (sin mencionar aquellos relatos “obvios” a todo lector, como ser la relaciones entre Sara, Abraham y Hagar; el relato sobre Raquel, Lea y Yaacov; el cuento de la Reina Esther; la valentía de la prostituta Rajav, etc.).
Mas allá de esto, podemos también encontrar otros relatos, también “feministas” menos obvios, más escondidos y por lo tanto también, en mi opinión, más llenos de misterio y curiosidad. En éste artículo presentaremos uno de esos “misterios feministas” del Tanaj, enterrado entre las palabras escurridizas del texto hebreo más antiguo de la Historia... Atención, el artículo es para los ojos de las lectoras exclusivamente; a los hombres les recomendamos pasar a ESPN o atenerse a las consecuencias...
Detrás de cada mujer exitosa se esconde un hombre muerto
Jueces XIII - XVI
Quien haya paseado por la zona de Harei Yehudá (los montes de Judea), sabrá apreciar el marco natural de la siguiente historia. En el corazón de los verdes montes y colinas que dividen la planicie (Hashfelá) del excitante desierto de Judea, hacia el Sur, se esconde, a pocos kilómetros de la cuidad de Beit Shemesh (literalmente “la Casa del Sol”), el área de Tzorá y Eshtahol.
Es este el escenario que ve nacer a uno de los personajes mas pintorescos de la mitología judía, Sansón (Shimshon, literalmente “el Pequeño Sol”), hijo pródigo de la tribu de Dan. La historia comienza con la fórmula conocida del libro de Jueces: tras la muerte de uno de los jueces, el pueblo vuelve a pecar, y Dios castiga al pueblo sometiéndolo al dominio de un pueblo enemigo, en este caso, específicamente, hablamos de los Filisteos.
Debemos recordar en este sentido, que los filisteos son, al parecer, de procedencia Fenicia, pueblo de mar y puertos, que se asentaron en la costa y planicie de la Tierra de Israel, sobre todo alrededor de dos ciudades centrales, Gaza y Ashkelón. Los filisteos son más recordados a través de las peripecias del Rey David, en su enfrentamiento con el gigante Goliath.
Pero volvamos por unos momentos de las hermosas playas del Mediterráneo asiático a las colinas de Tzora y Eshtahol. Como dijimos antes, aquí nace Sansón, el fuerte. Su padre es Manoaj (literalmente “el difunto”, “el muerto” o “el quieto”). Su esposa, mujer estéril cuyo nombre nos es desconocido, se encuentra con un ángel que le anuncia el nacimiento de su próximo hijo, que deberá ser consagrado a Dios, transformándose en nazareno (Jueces XIII, 2-7). De este encuentro nace Sansón. Para entender esto hay que analizar el texto hebreo original:
וירא מלאך-יהוה אל האישה ויאמר אליה... (פסוק ג')
כי הנך הרה וילדת בן... (פסוק ה')
... איש האלוהים בא אליי... (פסוק ו')
Y se mostró el ángel de Dios a la mujer y le dijo... (versículo 3)
Porque ahora estás embarazada y habrás de parir un varón (versículo 5)
... un hombre de Dios vino a mí... (versículo 6)
Es obvio, que estos pasajes muestran claramente que el embarazo de la mujer es producto del encuentro con el ángel, y no producto de relaciones sexuales que mantuvo con su marido, el muerto. A lo largo de todo el Tanaj, cuando “un hombre viene a una mujer”, la intención de la frase es que hombre y mujer mantuvieron relaciones sexuales, y ejemplos que comprueban esta teoría hay de sobra. Abraham vino a Sara cuando ésta queda embarazada, Yehudá vino a Tamar cuando se acostó con ella pensando que era una prostituta, etc.
Es así que Sansón, el juez hebreo, es producto de las relaciones sexuales entre una mujer mortal y un ser divino, un ángel de dios, de la misma manera que Hércules, el héroe griego, es producto de las relaciones entre una mujer llamada Alacmena y el dios Zeus. Cabe destacar que ambos héroes son forzudos, ambos sucumben a las tentaciones de la carne, ambos deben cumplir con las misiones divinas que les son encargadas y ambos mueren trágicamente. ¿Coincidencia o algo más?
Y esto no termina aquí. El texto nos describe al personaje de Manoaj como un verdadero troglodita, falto de inteligencia y de iniciativa, sin carisma y sin ningún tipo de rol activo durante todo el relato (Jueces XIII, 6-24). El ángel, después de haber dejado embarazada a la mujer anónima, le explica de forma más que detallada cuáles son las condiciones del nacimiento de Sansón, por qué el niño ha de ser criado como nazareno y cómo conseguir dicho propósito (la prohibición del alcohol, del corte de pelo, etc.).
A pesar de que la mujer le explica detalladamente a Manoaj todo lo que el ángel le ordenó previamente, éste parece no entender y le ruega a Dios que mande de nuevo al ángel, para escuchar nuevamente la explicación. El ángel, encantado con la invitación, vuelve a venir a la mujer de Manoaj estando ésta sola en el campo. En este caso la mujer llama a su marido para que se encuentre con el ángel (no por pedido del ángel...). Manoaj le pregunta nuevamente sobre las prescripciones antedichas a la mujer, y el ángel contesta no sin antes aclarar que es la segunda vez que Manoaj recibe dicha detallada explicación. Si esto no es suficiente, en el versículo 16 el relato nos deja bien claro que todavía Manoaj no entendió que se trata de un ángel.
El cenit de la estupidez de Manoaj, en contraste con la astucia silenciosa de su mujer, viene en los versículos 22 y 23, donde el susodicho está seguro que él y su mujer han de morir por haberse encontrado con un ángel, y es su mujer la que debe explicarle lo obvio: cuál es el caso en un embarazo pródigo si la visión del ángel los debe matar.
De todo este primer capítulo de la vida de Sansón, podemos apreciar que el hombre es tomado como un pobre débil mental, mientras que la mujer es la que, silenciosamente, domina y maneja la situación.
Mujeres, mujeres y más mujeres...
A lo largo y ancho del relato bíblico sobre Sansón, son las mujeres las que dictan el ritmo. Lo interesante, en contraste con esta afirmación, es que la mayoría son anónimas. Mencionamos antes a la madre de Sansón, la cual no recibe nombre alguno. A continuación la vida amorosa de Sansón pasa por sus sucesivas relaciones con tres mujeres, dos de las cuales son anónimas. Las tres, de más está aclararlo, son filisteas y no judías. El texto no deja lugar a la imaginación, el hecho de que las tres sean filisteas tiene que ver con el designio divino, con el destino de Sansón como liberador de los hebreos frente al opresor filisteo (Jueces XIV, 1-4).
Y la pregunta fundamental en este contexto es, ¿por qué justamente el elemento de la mujer es la conexión entre Sansón y su misión de destruir a los filisteos? Es decir, todos los jueces a lo largo del libro (Ehud, Iftaj, Gidon, Débora y Barak, etc.), y también en otros libros del Tanaj (como en el caso de Josué con la conquista de la tierra prometida, o Saúl frente a los amalecitas, el Rey David frente a los filisteos y edumeos), no existe ningún tipo de excusa o intermediario: la misión es pelear contra el enemigo, liberar a los hebreos de manos de los opresores, porque simplemente es ésa la función del Juez o Rey.
Sin embargo, en el relato de Sansón, nunca se menciona que Dios le ordenara directamente a Sansón atacar a los filisteos. El ataque y la guerra contra los filisteos vienen siempre como una especie de efecto secundario a los romances del héroe. Es más, si el redactor del cuento quisiera transmitir el mensaje de que Sansón no era un hombre violento si no se le provocaba, y que todas las matanzas de miles de filisteos con sus propias manos fueron solamente represalias a raíz de una provocación filistea, entonces podría el redactor haber elegido decenas de escenarios posibles: una pelea por propiedades de tierra u otro tipo de riquezas, el asesinato de un ser querido de Sansón, la profanación de algún tipo de símbolo religioso, etc... ¿Por qué la necesidad de una excusa para el ataque, y por qué una excusa en forma de mujer?
Esta pregunta, sumada a lo que ya hemos visto sobre el papel de la madre de Sansón, ha llevado a muchos a pensar que, tal vez, estos párrafos del libro de jueces fueron escritos por una mujer, o por un grupo de mujeres. Esta posibilidad no parece lejana, sobre todo considerando el sorprendente parecido entre la historia de Sansón y la de Hércules, lo que nos lleva a pensar que el texto data de la época helenista en Israel (S. IV a II AEC), lo que sí puede condecirse con el hecho de que mujeres hayan escrito el texto (ya que está ampliamente documentado que las escritoras griegas eran parte de la elite cultural de Alejandría en épocas del dominio Ptolomeico).
¿Love story?
La primera mujer que interviene en el transcurso de la vida de Sansón es una filistea anónima de la zona de Timná. Sansón se enamora, se casa, y durante el transcurso del festín (siete días; en aquellos entonces sabían divertirse...), les plantea Sansón a los filisteos un enigma (otro elemento que lo contacta con la mitología griega). La mujer es amenazada por los líderes filisteos, tras lo cual consigue sin mayor problema sonsacar la información de los labios de Sansón (Jueces XIV).
De esta manera, Sansón se transforma en víctima de su propio artilugio, y su respuesta es a través de la violencia desenfrenada, elemento que vuelve sobre sí: el hombre, el macho, sabe sólo usar la violencia y los músculos, mientras que las mujeres sellan los destinos de pueblos enteros, solamente a través de la seducción y la inteligencia.
Este mensaje pro-feminista no es tan claro en la segunda aventura de Sansón, cuando llega a la cuidad filistea de Gaza, a la casa de una prostituta (Jueces XVI, 1-4).
Sin embargo, el mensaje es absolutamente claro en su tercera aventura, la más famosa de todas, con la filistea Dalila (Dlilá, literalmente “la escurridiza”). Es esta mujer la que consigue revelar, sin mayores problemas, el secreto de la enorme fuerza física de Sansón (Jueces XVI, 4-22). Esta vez, no es necesario amenazar, Dalila cumple con su misión por un sustancioso pago. Sansón no tiene ninguna chance de defensa. La seducción y el encanto de Dalila lo hacen perder la cabeza.
No cabe la menor duda que el objetivo de Dalila es obtener el secreto de Sansón para poder usarlo en contra suya. Sin embargo, una tras otra, tres veces en total, Sansón le sigue el juego, hasta que a la cuarta vez se derrumba moralmente y le confiesa el verdadero secreto de su poder, lo que nuevamente resalta la personalidad de Sansón como el arquetipo del forzudo, mucho músculo y pocos sesos...
Este, uno de los textos más feministas del Tanaj, es también el texto en donde la mayor parte de las mujeres son anónimas. Lo que lo transforma en feminista no es la defensa abierta de los derechos de la mujer, sino el manto de ridiculez bajo el cual se presentan los personajes masculinos y, al mismo tiempo, la gran influencia que las mujeres tienen sobre todo el argumento, a pesar de no aparecer en todos los casos como las verdaderas protagonistas.
P.D.: La Organización Sionista de Mujeres Judías, Hadassah, ha sido nominada para recibir el Premio Nobel de la Paz, por la actividad del principal proyecto de esta Organización, la creación y el mantenimiento de los Hospitales Hadassah Ein-Karem y Hadassah Monte Scopus, en Jerusalem. Dicho sea de paso, Hadassah es el nombre de la Reina Esther, aquella mujer que con poca ayuda y mucha astucia evitó la exterminación de todo el pueblo de Israel (según el texto bíblico). La importancia de Esther la llevo a que un libro del Tanaj lleve su nombre.
Por: Michael Telias
Es imposible evitar la contradicción casi inherente al texto bíblico en cuanto a la posición de la mujer frente a la sociedad, frente a la religión y sobre todo en la imaginación de aquellos que escribieron los textos sagrados...
Por un lado, es casi impensable exonerar dicho texto del machismo y el paternalismo que representa y cultiva. Esto, claro está, a los ojos del lector del siglo XXI, ya que demás está decir que todas las sociedades y civilizaciones durante la “época bíblica” eran sociedades paternalistas, en las cuales la mujer era, como mucho, una posesión del hombre. Por otro lado, sin embargo, no faltan en el Tanaj textos feministas que elevan el status de la mujer, e inclusive, textos que para ciertos investigadores fueron escritos por mujeres.
En este sentido, el Tanaj representa una fuente única en su género. El más famoso de los textos feministas del Tanaj es el relato de Débora, la profetiza que sale a la guerra en contra de los enemigos de Israel. La historia no sólo habla de Débora misma, sino también de otra mujer valiente, Yael. Para todos los interesados, vale la pena abrir el libro de Jueces, capítulo IV y encontrar allí el relato de estas dos extraordinarias mujeres. Además, podríamos también hablar de la narración acerca de Hannah, madre de Samuel (I Samuel I-II), de la historia de Tamar y Yehudá (Génesis XXXVIII), relatos a través de los cuales la influencia de la mujer sobre el hombre es clara (sin mencionar aquellos relatos “obvios” a todo lector, como ser la relaciones entre Sara, Abraham y Hagar; el relato sobre Raquel, Lea y Yaacov; el cuento de la Reina Esther; la valentía de la prostituta Rajav, etc.).
Mas allá de esto, podemos también encontrar otros relatos, también “feministas” menos obvios, más escondidos y por lo tanto también, en mi opinión, más llenos de misterio y curiosidad. En éste artículo presentaremos uno de esos “misterios feministas” del Tanaj, enterrado entre las palabras escurridizas del texto hebreo más antiguo de la Historia... Atención, el artículo es para los ojos de las lectoras exclusivamente; a los hombres les recomendamos pasar a ESPN o atenerse a las consecuencias...
Detrás de cada mujer exitosa se esconde un hombre muerto
Jueces XIII - XVI
Quien haya paseado por la zona de Harei Yehudá (los montes de Judea), sabrá apreciar el marco natural de la siguiente historia. En el corazón de los verdes montes y colinas que dividen la planicie (Hashfelá) del excitante desierto de Judea, hacia el Sur, se esconde, a pocos kilómetros de la cuidad de Beit Shemesh (literalmente “la Casa del Sol”), el área de Tzorá y Eshtahol.
Es este el escenario que ve nacer a uno de los personajes mas pintorescos de la mitología judía, Sansón (Shimshon, literalmente “el Pequeño Sol”), hijo pródigo de la tribu de Dan. La historia comienza con la fórmula conocida del libro de Jueces: tras la muerte de uno de los jueces, el pueblo vuelve a pecar, y Dios castiga al pueblo sometiéndolo al dominio de un pueblo enemigo, en este caso, específicamente, hablamos de los Filisteos.
Debemos recordar en este sentido, que los filisteos son, al parecer, de procedencia Fenicia, pueblo de mar y puertos, que se asentaron en la costa y planicie de la Tierra de Israel, sobre todo alrededor de dos ciudades centrales, Gaza y Ashkelón. Los filisteos son más recordados a través de las peripecias del Rey David, en su enfrentamiento con el gigante Goliath.
Pero volvamos por unos momentos de las hermosas playas del Mediterráneo asiático a las colinas de Tzora y Eshtahol. Como dijimos antes, aquí nace Sansón, el fuerte. Su padre es Manoaj (literalmente “el difunto”, “el muerto” o “el quieto”). Su esposa, mujer estéril cuyo nombre nos es desconocido, se encuentra con un ángel que le anuncia el nacimiento de su próximo hijo, que deberá ser consagrado a Dios, transformándose en nazareno (Jueces XIII, 2-7). De este encuentro nace Sansón. Para entender esto hay que analizar el texto hebreo original:
וירא מלאך-יהוה אל האישה ויאמר אליה... (פסוק ג')
כי הנך הרה וילדת בן... (פסוק ה')
... איש האלוהים בא אליי... (פסוק ו')
Y se mostró el ángel de Dios a la mujer y le dijo... (versículo 3)
Porque ahora estás embarazada y habrás de parir un varón (versículo 5)
... un hombre de Dios vino a mí... (versículo 6)
Es obvio, que estos pasajes muestran claramente que el embarazo de la mujer es producto del encuentro con el ángel, y no producto de relaciones sexuales que mantuvo con su marido, el muerto. A lo largo de todo el Tanaj, cuando “un hombre viene a una mujer”, la intención de la frase es que hombre y mujer mantuvieron relaciones sexuales, y ejemplos que comprueban esta teoría hay de sobra. Abraham vino a Sara cuando ésta queda embarazada, Yehudá vino a Tamar cuando se acostó con ella pensando que era una prostituta, etc.
Es así que Sansón, el juez hebreo, es producto de las relaciones sexuales entre una mujer mortal y un ser divino, un ángel de dios, de la misma manera que Hércules, el héroe griego, es producto de las relaciones entre una mujer llamada Alacmena y el dios Zeus. Cabe destacar que ambos héroes son forzudos, ambos sucumben a las tentaciones de la carne, ambos deben cumplir con las misiones divinas que les son encargadas y ambos mueren trágicamente. ¿Coincidencia o algo más?
Y esto no termina aquí. El texto nos describe al personaje de Manoaj como un verdadero troglodita, falto de inteligencia y de iniciativa, sin carisma y sin ningún tipo de rol activo durante todo el relato (Jueces XIII, 6-24). El ángel, después de haber dejado embarazada a la mujer anónima, le explica de forma más que detallada cuáles son las condiciones del nacimiento de Sansón, por qué el niño ha de ser criado como nazareno y cómo conseguir dicho propósito (la prohibición del alcohol, del corte de pelo, etc.).
A pesar de que la mujer le explica detalladamente a Manoaj todo lo que el ángel le ordenó previamente, éste parece no entender y le ruega a Dios que mande de nuevo al ángel, para escuchar nuevamente la explicación. El ángel, encantado con la invitación, vuelve a venir a la mujer de Manoaj estando ésta sola en el campo. En este caso la mujer llama a su marido para que se encuentre con el ángel (no por pedido del ángel...). Manoaj le pregunta nuevamente sobre las prescripciones antedichas a la mujer, y el ángel contesta no sin antes aclarar que es la segunda vez que Manoaj recibe dicha detallada explicación. Si esto no es suficiente, en el versículo 16 el relato nos deja bien claro que todavía Manoaj no entendió que se trata de un ángel.
El cenit de la estupidez de Manoaj, en contraste con la astucia silenciosa de su mujer, viene en los versículos 22 y 23, donde el susodicho está seguro que él y su mujer han de morir por haberse encontrado con un ángel, y es su mujer la que debe explicarle lo obvio: cuál es el caso en un embarazo pródigo si la visión del ángel los debe matar.
De todo este primer capítulo de la vida de Sansón, podemos apreciar que el hombre es tomado como un pobre débil mental, mientras que la mujer es la que, silenciosamente, domina y maneja la situación.
Mujeres, mujeres y más mujeres...
A lo largo y ancho del relato bíblico sobre Sansón, son las mujeres las que dictan el ritmo. Lo interesante, en contraste con esta afirmación, es que la mayoría son anónimas. Mencionamos antes a la madre de Sansón, la cual no recibe nombre alguno. A continuación la vida amorosa de Sansón pasa por sus sucesivas relaciones con tres mujeres, dos de las cuales son anónimas. Las tres, de más está aclararlo, son filisteas y no judías. El texto no deja lugar a la imaginación, el hecho de que las tres sean filisteas tiene que ver con el designio divino, con el destino de Sansón como liberador de los hebreos frente al opresor filisteo (Jueces XIV, 1-4).
Y la pregunta fundamental en este contexto es, ¿por qué justamente el elemento de la mujer es la conexión entre Sansón y su misión de destruir a los filisteos? Es decir, todos los jueces a lo largo del libro (Ehud, Iftaj, Gidon, Débora y Barak, etc.), y también en otros libros del Tanaj (como en el caso de Josué con la conquista de la tierra prometida, o Saúl frente a los amalecitas, el Rey David frente a los filisteos y edumeos), no existe ningún tipo de excusa o intermediario: la misión es pelear contra el enemigo, liberar a los hebreos de manos de los opresores, porque simplemente es ésa la función del Juez o Rey.
Sin embargo, en el relato de Sansón, nunca se menciona que Dios le ordenara directamente a Sansón atacar a los filisteos. El ataque y la guerra contra los filisteos vienen siempre como una especie de efecto secundario a los romances del héroe. Es más, si el redactor del cuento quisiera transmitir el mensaje de que Sansón no era un hombre violento si no se le provocaba, y que todas las matanzas de miles de filisteos con sus propias manos fueron solamente represalias a raíz de una provocación filistea, entonces podría el redactor haber elegido decenas de escenarios posibles: una pelea por propiedades de tierra u otro tipo de riquezas, el asesinato de un ser querido de Sansón, la profanación de algún tipo de símbolo religioso, etc... ¿Por qué la necesidad de una excusa para el ataque, y por qué una excusa en forma de mujer?
Esta pregunta, sumada a lo que ya hemos visto sobre el papel de la madre de Sansón, ha llevado a muchos a pensar que, tal vez, estos párrafos del libro de jueces fueron escritos por una mujer, o por un grupo de mujeres. Esta posibilidad no parece lejana, sobre todo considerando el sorprendente parecido entre la historia de Sansón y la de Hércules, lo que nos lleva a pensar que el texto data de la época helenista en Israel (S. IV a II AEC), lo que sí puede condecirse con el hecho de que mujeres hayan escrito el texto (ya que está ampliamente documentado que las escritoras griegas eran parte de la elite cultural de Alejandría en épocas del dominio Ptolomeico).
¿Love story?
La primera mujer que interviene en el transcurso de la vida de Sansón es una filistea anónima de la zona de Timná. Sansón se enamora, se casa, y durante el transcurso del festín (siete días; en aquellos entonces sabían divertirse...), les plantea Sansón a los filisteos un enigma (otro elemento que lo contacta con la mitología griega). La mujer es amenazada por los líderes filisteos, tras lo cual consigue sin mayor problema sonsacar la información de los labios de Sansón (Jueces XIV).
De esta manera, Sansón se transforma en víctima de su propio artilugio, y su respuesta es a través de la violencia desenfrenada, elemento que vuelve sobre sí: el hombre, el macho, sabe sólo usar la violencia y los músculos, mientras que las mujeres sellan los destinos de pueblos enteros, solamente a través de la seducción y la inteligencia.
Este mensaje pro-feminista no es tan claro en la segunda aventura de Sansón, cuando llega a la cuidad filistea de Gaza, a la casa de una prostituta (Jueces XVI, 1-4).
Sin embargo, el mensaje es absolutamente claro en su tercera aventura, la más famosa de todas, con la filistea Dalila (Dlilá, literalmente “la escurridiza”). Es esta mujer la que consigue revelar, sin mayores problemas, el secreto de la enorme fuerza física de Sansón (Jueces XVI, 4-22). Esta vez, no es necesario amenazar, Dalila cumple con su misión por un sustancioso pago. Sansón no tiene ninguna chance de defensa. La seducción y el encanto de Dalila lo hacen perder la cabeza.
No cabe la menor duda que el objetivo de Dalila es obtener el secreto de Sansón para poder usarlo en contra suya. Sin embargo, una tras otra, tres veces en total, Sansón le sigue el juego, hasta que a la cuarta vez se derrumba moralmente y le confiesa el verdadero secreto de su poder, lo que nuevamente resalta la personalidad de Sansón como el arquetipo del forzudo, mucho músculo y pocos sesos...
Este, uno de los textos más feministas del Tanaj, es también el texto en donde la mayor parte de las mujeres son anónimas. Lo que lo transforma en feminista no es la defensa abierta de los derechos de la mujer, sino el manto de ridiculez bajo el cual se presentan los personajes masculinos y, al mismo tiempo, la gran influencia que las mujeres tienen sobre todo el argumento, a pesar de no aparecer en todos los casos como las verdaderas protagonistas.
P.D.: La Organización Sionista de Mujeres Judías, Hadassah, ha sido nominada para recibir el Premio Nobel de la Paz, por la actividad del principal proyecto de esta Organización, la creación y el mantenimiento de los Hospitales Hadassah Ein-Karem y Hadassah Monte Scopus, en Jerusalem. Dicho sea de paso, Hadassah es el nombre de la Reina Esther, aquella mujer que con poca ayuda y mucha astucia evitó la exterminación de todo el pueblo de Israel (según el texto bíblico). La importancia de Esther la llevo a que un libro del Tanaj lleve su nombre.
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